El capellán Lindsey Williams trabajó junto a la élite en Alaska. Allí les conoció y gracias a esa relación, él pudo ver que eran ellos los que realmente controlaban todo lo que sucedía en el mundo. Hace meses que está acertando en sus predicciones, aunque él insiste en que no es ningún profeta, simplemente es que tiene la información porque los mismos que llevan estos planes a término son los que le informan.
miércoles, 20 de abril de 2011
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