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lunes, 4 de abril de 2011

Por un mundo libre de energía atómica


I - GREENPEACE INSTA AL OIEA A FACILITAR UN MUNDO LIBRE DE ENERGÍA ATÓMICA
La organización ecologista Greenpeace abogó hoy por que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) abra las puertas a un mundo libre de energía nuclear, tras la catástrofe en la central japonesa de Fukushima.
"La crisis en Fukushima continúa y nos recuerda sin ambages que algo así como una seguridad nuclear simplemente no existe, sino sólo riesgos atómicos", afirma Jan Baranek, director de la campaña internacional contra la energía nuclear de Greenpeace, en un comunicado.

La nota fue publicada hoy en Viena con motivo de la quinta conferencia de revisión de la Convención de Seguridad Nuclear (CNS) que se abrió este lunes en la sede del OIEA, en la capital austríaca.

Para Baranek, los riesgos de la tecnología nuclear "son cada vez mayores debido a la combinación potencialmente letal de errores humanos, fallos técnicos y catástrofes naturales".

El experto considera que "las conversaciones en Viena sobre la seguridad nuclear tienen que conducir a decidir cuáles son los reactores que hay que detener" en una primera fase de un proceso para que el mundo abandone por completo la energía nuclear.

Greenpeace recuerda en el comunicado que, de forma paralela a la reunión de la CNS, en Abu Dhabi se celebra la primera Asamblea de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), que apuesta por el desarrollo de fuentes alternativas.

"Nuestro planeta tiene un único reactor seguro, que es el Sol", destaca el ecologista, y asegura que el astro rey puede abastecer a la Tierra con energía en los próximos 5.000 millones de años, manteniendo una distancia segura de 150 millones de kilómetros.

"El mundo tiene la elección entre energía segura y fiable, y la cara y peligrosa energía nuclear", advierte Baranek.

En la reunión vienesa, el director general del OIEA, el japonés Yukiya Amano, reconoció hoy que tras el accidente nuclear de Fukushima el mundo y la industria atómica no pueden seguir "como si nada hubiese ocurrido".

Sin embargo, el órgano nuclear de la ONU defiende la tecnología atómica con fines pacíficos y especialmente la generación de nucleoelectricidad como una fuente limpia de energía (salvo en caso de accidentes), por lo que su objetivo es seguir fomentándola, aunque elevando los estándares de seguridad.

El OIEA aspira incluso a llevar esta tecnología a los países que aún no tienen reactores.

"Vamos a redoblar nuestros esfuerzos para ayudar a los países nuevos a establecer una infraestructura nuclear segura mucho antes de que el primer reactor comience a funcionar", aseveró hoy Amano.

Fuente: adn.es

II - 'LA ENERGÍA NUCLEAR NO PUEDE TENER EL ENFOQUE DE NEGOCIO HABITUAL', según la OIEA
Bajo el impacto del reciente accidente en la planta atómica de Fukushima, la comunidad internacional celebra en Viena a partir de este lunes la quinta reunión de revisión de la Convención de Seguridad Nuclear (CSN).
El japonés Yukiya Amano, director del organismo de control atómico de la ONU, ha afirmado en la sesión inaugural de la Convención que la crisis japonesa presenta un reto importante y tiene enormes implicaciones para la energía nuclear.

El responsable del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha subrayado que la comunidad mundial no puede tener un "negocio como el enfoque habitual", y que queda mucho por hacer para reforzar la seguridad de las centrales y para reducir el riesgo de futuros desastres como el de la planta de Fukushima.

A la Convención de Seguridad Nuclear, en vigor desde octubre de 1996, se han adscrito 71 países, en su gran mayoría estados con programas nucleares, tanto científicos como energéticos.

A la intervención de Amano le seguirán nueve días de debates a puerta cerrada en grupos de trabajo regionales. Sólo el último día, el 14 de abril, se volverá a abrir al público la reunión, con un debate sobre la declaración final del encuentro.

El objetivo de ese tratado es lograr y mantener un nivel de máxima seguridad en la industria nuclear, siempre bajo los principios establecidos por las normas de seguridad del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), al que pertenecen 151 países.

Fuentes de la agencia nuclear de la ONU, que suele acoger las reuniones de revisión cada tres años, indicaron esta semana que la idea es crear "instrumentos de incentivo, basados en el interés común de conseguir un nivel superior de seguridad". Eso sí, la CSN no contiene ningún tipo de normas obligatorias o sanciones para el caso que no se cumpla con lo acordado.

El espíritu del tratado está centrado en el control mutuo entre los estados signatarios y la presión ejercida al informar a los demás adheridos sobre las medidas de seguridad realizadas.

Preocupación por Japón

En el centro de la reunión de este año estará, sin duda, el accidente de Fukushima, una crisis que todavía no está resuelta.

Por eso, y por el hecho de que los preparativos de la reunión de revisión se iniciaron ya hace más de un año y medio, no se esperan decisiones o recomendaciones concretas del encuentro de Viena.

Para satisfacer las exigencias de los Estados no adheridos a la CSN pero sí miembros del OIEA, las autoridades atómicas de Japón informarán en el marco de un seminario extraordinario sobre lo más reciente del accidente de Fukushima.

Fuente: ElMundo

III - ALEMANIA, DECIDIDA A ABANDONAR LA ENERGÍA NUCLEAR
La canciller Ángela Merkel dice que Fukushima debe servir de lección para todo el mundo acerca de esta necesidad.
El Gobierno alemán, a través de su canciller Ángela Merkel, anunció que está decidido a abandonar la producción de energía nuclear, luego de la catástrofe ocurrida en los reactores de Fukushima, Japón.

Indicó que lo ocurrido en esa tragedia debe servir de lección a todo el mundo, acerca de la imperiosa necesidad de encontrar fuentes emergentes de energía, que no constituyan un riesgo para la humanidad.

Agregó que el objetivo es recurrir a fuentes de energía renovables, que no solo generarán menores costos financieros sino que disminuirán los impactos ambientales para el planeta.

“Si queremos alcanzar la era de las renovables, debemos tener el valor de buscar nuevas ideas y nuevos caminos”, sostuvo la canciller teutona.

Pese a que la jefe del Gobierno había autorizado en 2010 la prolongación de la vida funcional de las plantas de energía nuclear que funcionan en el país, el funcionamiento de siete de ellas fue suspendido mientras se verifican su actuales condiciones de seguridad.

“Con Fukushima, el concepto riesgo residual ha adquirido un nuevo significado para todo el mundo”, reflexionó la canciller Ángela Merkel.

Fuente: Elespectador

Islandia enjaula a sus banqueros

La primera víctima de la crisis financiera hace un valiente intento de pedir responsabilidades.
Los islandeses piden responsabilidades por la crisis económica- BOB STRONG (REUTERS)
Se busca. Hombre, 48 años, 1,80 metros, 114 kilos. Calvo, ojos azules. La Interpol acompaña esa descripción de una foto en la que aparece un tipo bien afeitado embutido en uno de esos trajes oscuros de 2.000 euros y tocado con un impecable nudo de corbata.

Se ve a la legua que se trata de un banquero: este no es uno de esos carteles del salvaje Oeste.

La delincuencia ha cambiado mucho con la globalización financiera. Y sin embargo, esta historia tiene ribetes de western de Sam Peckinpah ambientado en el Ártico.

Esto es Islandia, el lugar donde los bancos quiebran y sus directivos pueden ir a la cárcel sin que el cielo se desplome sobre nuestras cabezas; la isla donde apenas medio millar de personas armadas con peligrosas cacerolas pueden derrocar un Gobierno.

Esto es Islandia, el pedazo de hielo y roca volcánica que un día fue el país más feliz del mundo (así, como suena) y donde ahora los taxistas lanzan las mismas miradas furibundas que en todas partes cuando se les pregunta si están más cabreados con los banqueros o con los políticos.

En fin, Esto es Islandia: paraíso sobrenatural, reza el cartel que se divisa desde el avión, antes incluso de desembarcar.

El tipo de la foto se llama Sigurdur Einarsson. Era el presidente ejecutivo de uno de los grandes bancos de Islandia y el más temerario de todos ellos, Kaupthing (literalmente, "la plaza del mercado"; los islandeses tienen un extraño sentido del humor, además de una lengua milenaria e impenetrable). Einarsson ya no está en la lista de la Interpol.

Fue detenido hace unos días en su mansión de Londres. Y es uno de los protagonistas del libro más leído de Islandia: nueve volúmenes y 2.400 páginas para una especie de saga delirante sobre los desmanes que puede llegar a perpetrar la industria financiera cuando está totalmente fuera de control.

Nueve volúmenes: prácticamente unos episodios nacionales en los que se demuestra que nada de eso fue un accidente.

Islandia fue saqueada por no más de 20 o 30 personas. Una docena de banqueros, unos pocos empresarios y un puñado de políticos formaron un grupo salvaje que llevó al país entero a la ruina: 10 de los 63 parlamentarios islandeses, incluidos los dos líderes del partido que ha gobernado casi ininterrumpidamente desde 1944, tenían concedidos préstamos personales por un valor de casi 10 millones de euros por cabeza.

Está por demostrar que eso sea delito (aunque parece que parte de ese dinero servía para comprar acciones de los propios bancos: para hinchar las cotizaciones), pero al menos es un escándalo mayúsculo.

Islandia es una excepción, una singularidad; una rareza. Y no solo por dejar quebrar sus bancos y perseguir a sus banqueros. La isla es un paisaje lunar con apenas 320.000 habitantes a medio camino entre Europa, EE UU y el círculo polar, con un clima y una geografía extremos, con una de las tradiciones democráticas más antiguas de Europa y, fin de los tópicos, con una gente de indomable carácter y una forma de ser y hacer de lo más peculiar.

Un lugar donde uno de esos taxistas furibundos, tras dejar atrás la capital, Reikiavik, se adentra en una lengua de tierra rodeada de agua y deja al periodista al pie de la distinguida residencia presidencial, con el mismísimo presidente esperando en el quicio de la puerta: cualquiera puede acercarse sin problemas, no hay medidas de seguridad ni un solo policía.

Solo el detalle exótico de una enorme piel de oso polar en lo alto de una escalera saca del pasmo a quien en su primera entrevista con un presidente de un país se topa con un mandatario, Ólagur Grímsson, que considera "una locura" que sus conciudadanos "tengan que pagar la factura de su banca sin que se les consulte".

Y del presidente al ciudadano de a pie: de la anécdota a la categoría. Arnar Arinbjarnarsson es capaz de resumir el apocalipsis de Islandia con estupefaciente impavidez, frente a un humeante capuchino en el céntrico Café París, a dos pasos del Althing, el Parlamento.

Arnar tiene 33 años y estudió ingeniería en la universidad, pero, al acabar, ni siquiera se le pasó por la cabeza diseñar puentes: uno de los bancos le contrató, pese a carecer de formación financiera. "La banca estaba experimentando un crecimiento explosivo, y para un ingeniero es relativamente sencillo aprender matemática financiera, sobre todo si el sueldo es estratosférico", alega.

Islandia venía de ser el país más pobre de Europa a principios del siglo XX. En los años ochenta, el Gobierno privatizó la pesca: la dividió en cuotas e hizo millonarios a unos cuantos pescadores.

A partir de ahí, bajo el influjo de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, el país se convirtió en la quintaesencia del modelo liberal, con una política económica de bajos impuestos, privatizaciones, desregulaciones y demás: la sombra de Milton Friedman, que viajó durante esa época a Reikiavik, es alargada.

Aquello funcionó. La renta per cápita se situó entre las más altas del mundo, el paro se estabilizó en el 1% y el país invirtió en energía verde, plantas de aluminio y tecnología.

El culmen llegó con el nuevo siglo: el Estado privatizó la banca y los banqueros iniciaron una carrera desaforada por la expansión dentro y fuera del país, ayudados por las manos libres que les dejaba la falta de regulación y por unos tipos de interés en torno al 15% que atraían los ahorros de los dentistas austriacos, los jubilados alemanes y los comerciantes holandeses.

Una economía sana, asentada sobre sólidas bases, se convirtió en una mesa de black jack.

Ni siquiera faltó una campaña nacionalista a favor de la supremacía racial de la casta empresarial, lo que tal vez demuestra lo peligroso que es meter en la cabeza de la gente ese tipo de memeces, ya sea "las casas nunca bajan de precio" o "los islandeses controlan mejor el riesgo por su pasado vikingo".

La fiesta se desbocó: los activos de los bancos llegaron a multiplicar por 12 el PIB. Solo Irlanda, otro ejemplo de modelo liberal, se acerca a esas cifras.

Hasta que de la noche a la mañana -con el colapso de Lehman Brothers y el petardazo financiero mundial- todo se desmoronó, en lo que ha sido "el shock más brutal y fulminante de la crisis internacional", asegura Jon Danielsson, de la London School of Economics.

Pero volvamos a Arnar y su relato: "La banca empezó a derrochar dinero en juergas con champán y estrellas del rock; se compró o ayudó a comprar medio Oxford Street, varios clubes de fútbol de la liga inglesa, bancos en Dinamarca, empresas en toda Escandinavia: todo lo que estuviera en venta, y todo a crédito".

Los ejecutivos se concedían créditos millonarios a sí mismos, a sus familiares, a sus amigos y a los políticos cercanos, a menudo, sin garantías.

La Bolsa multiplicó su valor por nueve entre 2003 y 2007. Los precios de los pisos se triplicaron. "Los bancos levantaron un obsceno castillo de naipes que se lo llevó todo por delante", cuenta Arnar, que conserva su empleo, pero con la mitad de sueldo.

Acaba de comprarse un barco a medias con su padre con la intención de cambiar de vida: quiere dedicarse a la pesca.

La fábula de una isla de pescadores que se convirtió en un país de banqueros tiene moraleja: "Tal vez sea hora de volver al comienzo", reflexiona el ingeniero.

"Tal vez todo ese dinero y ese talento que absorbe la banca cuando crece demasiado no solo se convierte en un foco de inestabilidad, sino que detrae recursos de otros sectores y puede llegar a ser nocivo, al impedir que una economía desarrolle todo su potencial", dice el presidente Grímsson.

La magnitud de la catástrofe fue espectacular. La inflación se desbocó, la corona se desplomó, el paro creció a toda velocidad, el PIB ha caído el 15%, los bancos perdieron unos 100.000 millones de dólares (pasará mucho tiempo antes de que haya cifras definitivas) y los islandeses siguieron siendo ricos, más o menos: la mita de ricos que antes.

¿De quién fue la culpa? De los bancos y los banqueros, por supuesto. De sus excesos, de aquella barra libre de crédito, de su desmesurada codicia. Los bancos son el monstruo, la culpa es de ellos y, en todo caso, de los políticos, que les permitieron todo eso. OK. No hay duda. ¿Solamente de los bancos?

"El país entero se vio atrapado en una burbuja. La banca experimentó un desarrollo repentino, algo que ahora vemos como algo estúpido e irresponsable. Pero la gente hizo algo parecido.

Las reglas normales de las finanzas quedaron suspendidas y entramos en la era del todo vale: dos casas, tres casas por familia, un Range Rover, una moto de nieve. Los salarios subían, la riqueza parecía salir de la nada, las tarjetas de crédito echaban humo", explica Ásgeir Jonsson, ex economista jefe de Kaupthing.

El también economista Magnus Skulasson asume que esa locura colectiva llevó a un país entero a parecer dominado por los valores de Wall Street, de la banca de inversión más especulativa. "Los islandeses hemos contribuido decisivamente a que pasara lo que pasó, por permitir que el Gobierno y la banca hicieran lo que hicieron, pero también participamos de esa combinación de codicia y estupidez.

Los bancos merecen sentarse en el banquillo y nosotros nos merecemos una parte del castigo: pero solo una parte", afirma en el restaurante de un céntrico hotel.

Una cosa salva a los islandeses, de alguna manera les redime de parte de esos pecados. En su incisivo ¡Indignaos!, Stephane Hessel describe cómo en Europa y EE UU los financieros, culpables indiscutibles de la crisis, han salvado el bache y prosiguen su vida como siempre: han vuelto los beneficios, los bonus, esas cosas.

En cambio, sus víctimas no han recuperado el nivel de ingresos, ni mucho menos el empleo. "El poder del dinero nunca había sido tan grande, insolente, egoísta con todos", acusa, y, sin embargo, "los banqueros apenas han soportado las consecuencias de sus desafueros", añade en el prólogo del libro el escritor José Luis Sampedro.

Así es: salvo tal vez en el Ártico. Islandia ha hecho un valiente intento de pedir responsabilidades. "Dejar quebrar los bancos y decirles a los acreedores que no van a cobrar todo lo que se les debe ha ayudado a mitigar algunas de las consecuencias de las locuras de sus banqueros", asegura por teléfono desde Tejas el economista James K. Galbraith.

Contada así, la versión islandesa de la crisis tiene un toque romántico. Pero la economía es siempre más prosaica de lo que parece.

Hay quien relata una historia distinta: "Simplemente, no había dinero para rescatar a los bancos: de lo contrario, el Estado los habría salvado: ¡Llegamos a pedírselo a Rusia!", critica el politólogo Eirikur Bergmann. "Fue un accidente: no queríamos, pero tuvimos que dejarlos quebrar y ahora los políticos tratan de vender esa leyenda de que Islandia ha dado otra respuesta".

Sea como sea, la crisis ha dejado una cicatriz enorme que sigue bien visible: hay controles de capitales, un delicioso eufemismo de lo que en el hemisferio Sur (y más concretamente en Argentina) suele llamarse corralito. El paro sigue por encima del 8%, tasas desconocidas por estos lares.

El desplome de la corona ha empobrecido a todo el país, excepto a las empresas exportadoras. Cuatro de cada diez hogares se endeudaron en divisas o con créditos vinculados a la inflación (parece que, por lo general, para comprar segundas residencias y coches de lujo), lo que ha dejado un agujero considerable en el bolsillo de la gente.

Tras dejar quebrar el sistema bancario, el Estado lo nacionalizó y acabó inyectando montones de dinero -el equivalente a una cuarta parte del PIB- para que la banca no dejara de funcionar, y ahora empieza a reprivatizarlo: la vida, de algún modo, sigue igual.

Todo eso ha elevado la deuda pública por encima del 100% del PIB, y para controlar el déficit tampoco los islandeses se han librado de la oleada de austeridad que recorre Europa desde el Estrecho de Gibraltar hasta la costa de Groenlandia: más impuestos y menos gasto público.

Al cabo, Islandia tuvo que pedir un rescate al FMI, y el Fondo ha aplicado las recetas habituales: se han elevado el IRPF y el IVA islandeses y se han creado nuevos impuestos, y por el lado del gasto se han bajado salarios y beneficios sociales y se están cerrando escuelas; se ha reducido el Estado del bienestar.

Que es lo que suele suceder cuando de repente un país es menos rico de lo que creía.
Ciudadanos islandeses se manifiestan tras el colapso de la economía, en diciembre de 2008.- BRYNJAR GUNNARSSON (AP)
"Hemos recorrido una década hacia atrás", cierra Bergman. Y aun así, el Gobierno y el FMI aseguran que Islandia crecerá este año un 3%: el desplome de la corona ha permitido un despegue de las exportaciones, hay sectores punteros -como el aluminio- que están teniendo una crisis muy provechosa, y, al fin y al cabo, Islandia es un país joven con un nivel educativo sobresaliente.

Entre la docena de fuentes consultadas para este reportaje, sin embargo, no abunda el optimismo. Uno de los economistas más brillantes de Islandia, Gylfi Zoega, dibuja un panorama preocupante: "Los bancos aún no son operativos, los balances de las empresas están dañados, el acceso al mercado de capitales está cerrado, el Gobierno muestra una debilidad alarmante.

No hay consenso sobre qué lugar deben ocupar Islandia y su economía en el mundo. Vamos a la deriva... No se engañe: ni siquiera el colapso de los bancos fue una elección; no había alternativa. Islandia no puede ser un modelo de nada".

Hay quien duda incluso de que los banqueros den finalmente con sus huesos en la cárcel: "Los ejecutivos han sido detenidos varias veces, y después, puestos en libertad: como tantas otras veces, eso es más un jugueteo con la opinión pública que otra cosa", asegura Jon Danielsson.

Hannes Guissurasson, asesor del anterior Gobierno y conocido por su férrea defensa de postulados neoliberales, incluso traza una fina línea entre el delito y algunas de las prácticas bancarias de los últimos años. "Muy pocos banqueros van a ir a la prisión, si es que va alguno: ¿qué ley vulnera la excesiva toma de riesgos?", se pregunta.

Pero los mitos son los mitos (y un periodista debe defender su reportaje hasta el último párrafo) e Islandia deja varias lecciones fundamentales.

Una: no está claro si dejar caer un banco es un acto reaccionario o libertario, pero el coste, al menos para Islandia, es sorprendentemente bajo; el PIB de Irlanda (cuyo Gobierno garantizó toda la deuda bancaria) ha caído lo mismo y sus perspectivas de recuperación son peores. Dos: tener moneda propia no es un mal negocio.

En caso de apuro se devalúa y santas Pascuas; eso permite salir de la crisis con exportaciones, algo que ni Grecia ni Irlanda (ni España) pueden hacer.

La última y definitiva enseñanza viene de la mano del grupo salvaje, a quien nadie vio venir: ni las agencias de calificación ni los auditores anticiparon los problemas (aunque lo que no descubre una buena auditoría lo destapa una buena crisis: Pricewaterhousecoopers está acusada de negligencia).

Pero los problemas estaban ahí: la prueba es que la inmensa mayoría de los ejecutivos de banca están de patitas en la calle y algunos esperan juicio.

Nuestro Sigurdur Einarsson, el banquero más buscado, se compró una mansión en Chelsea, uno de los barrios más exclusivos de Londres, por 12 millones de euros.

La mayoría de los banqueros que tienen problemas con la justicia hicieron lo mismo durante los años del boom, y menos mal que lo hicieron: la gente les abucheaba en el teatro, les tiraba bolas de nieve en plena calle, les lanzaba piropos en los restaurantes o les dejaba ocurrentes pintadas en sus domicilios. Salieron pitando de Islandia.

El caso es que Einarsson no tuvo que marcharse: vivía en su estupenda mansión londinense desde 2005.

La hipoteca no era problema: Einarsson decidió alquilársela al banco mientras vivía en la casa; al fin y al cabo, un presidente es un presidente, y ese es el tipo de demostraciones de talento financiero que solo traen sorpresas en el improbable caso de que la justicia se meta por medio.

Islandia parece el lugar adecuado para que sucedan cosas improbables: según las estadísticas, más de la mitad de los islandeses cree en los elfos. En el avión de vuelta se entiende mejor la publicidad del aeropuerto, sobre todo porque las fuentes consultadas descartan que, si finalmente hay condena a los banqueros, el Gobierno islandés vaya a conceder un solo indulto.

Esto es Islandia: paraíso sobrenatural.

¡Vaya si lo es!

Fuente: ElPais

Descubren en una cueva el que podría ser el primer retrato de Jesús

Descubren en una cueva cerca de Masada, en Israel, 70 libros con 2 mil años de antiguedad; entre ellos apareció el que podría ser el retrato más antiguo de Jesucristo.
Descubrimiento: La impresión que se puede ver en este folleto cubre lo que podría ser la primera imagen de Cristo.
La imagen es inquietantemente familiar: un hombre barbudo joven con largo cabello rizado. Después de permanecer por casi 2.000 años escondido en una cueva en la Tierra Santa, el detalle es difícil de determinar.

Pero en una cierta luz, no es difícil de interpretar los signos en torno a la frente de la figura como una corona de espinas.

La imagen extraordinaria es uno de las tesoro recién descubierto que consta de hasta 70 códices de plomo - folletos - que se encuentran en una cueva en las colinas con vista al Mar de Galilea es una de las razones historiadores bíblicos están clamando por tener en sus manos los objetos antiguos.

Si resulta ser verdadero, este podría ser el primer retrato de la historia de Jesucristo, posiblemente creados en el curso de la vida por quienes lo conocieron.

El pequeño códice, un poco más pequeño que una tarjeta de crédito moderna, está sellado por todos lados y tiene una representación en tres dimensiones de una cabeza humana en el frente y la espalda.

Uno parece tener una barba y el otro sin ella. Incluso la huella digital del fabricante se puede ver en la impresión de plomo.

Debajo de ambas figuras es una línea de texto, que aún sin descifrar en una antigua escritura hebrea.

Sorprendentemente, en uno de los códices aparece la indicación «Salvador de Israel" - una de las pocas frases traducidas hasta ahora.


El propietario de las tierras es el beduinos Hassan Saida camionero que vive en la aldea árabe de Umm Al-Ghanim, Shibli. Se ha negado a vender los libritos pero accedió a que dos muestras fueran enviadas a Inglaterra y a Suiza para pruebas.

Una investigación del Mail on Sunday ha revelado que los artefactos fueron encontrados originalmente en una cueva en el pueblo de Saham en Jordania, cerca de donde Israel, Jordania y convergen de Siria los Altos del Golán - y una distancia de tres kilómetros del balneario israelí y aguas termales de Jamat Gader, un lugar de culto por miles de años.

Precioso: Este códice muestra lo que los estudiosos creen que es el mapa de la Jerusalén cristiana.
Según fuentes de Saham, que fueron descubiertos hace cinco años después de una inundación repentina de distancia que recorrió el suelo polvoriento de montaña para revelar lo que parecía una piedra angular de gran tamaño.

Cuando esta fue apalancada a un lado, se descubrió una cueva con un gran número de pequeños nichos incrustados en las paredes. Cada uno de estos nichos contenía un códice. Había también otros objetos, incluyendo algunas placas de metal y pergaminos enrollados de plomo.

La zona es conocida como un refugio secular de Judios antiguos que huían de la sangrienta secuela de una serie de revueltas contra el imperio romano en el primer lugar a principios de siglo II dC

La cueva está a menos de 100 millas de Qumran, donde los Rollos del Mar Muerto fueron descubiertos, y cerca de 60 millas de Masada, escenario de la última posición y el suicidio en masa de una secta extremista fanática de cara a un asedio romano del Ejército en 72AD - dos años después de la destrucción del Segundo Templo en Jerusalén.

También está cerca de las cuevas que han sido utilizados como refugios por los refugiados de la revuelta de Bar Kojba, la tercera y última revuelta judía contra el Imperio Romano en 132AD.

La época es de vital importancia para los estudiosos bíblicos, ya que abarca los trastornos políticos, sociales y religiosas que llevaron a la ruptura entre el judaísmo y el cristianismo.

Que terminó con el triunfo del cristianismo sobre sus rivales como la nueva religión dominante de los primeros Judios disidentes y luego para los gentiles.

En este contexto, es importante que, si bien los Rollos del Mar Muerto se ruedan piezas de pergamino o papiro que contiene las primeras versiones conocidas de los libros de la Biblia hebrea y otros textos - el formato tradicional judía para el trabajo escrito - estos descubrimientos de plomo en el libro o códice, son formas que ha sido asociado con el surgimiento del cristianismo.

Los códices visto por The Mail on Domingo rango de tamaño de 3 pulgadas el más pequeño x 2 pulgadas y otros de alrededor de 10 pulgadas x 8 pulgadas.

Cada una contiene un promedio de ocho o nueve páginas y parecen ser emitidos, en lugar de inscritos, con imágenes de ambos lados y atados con enlaces de anillo de plomo.

Muchos de ellos estaban severamente corroídos cuando se los descubrió por primera vez, a pesar de ello ha sido posible abrirlos con cuidado.

El códice que muestra lo que puede ser el rostro de Cristo se cree que no se han abierto todavía.

Algunos códices muestran signos de haber sido enterrado - aunque esto podría ser simplemente el detritus resultante del encierro en una cueva durante cientos de años.

A diferencia de los Rollos del Mar Muerto, los códices de plomo parecen estar compuestos de imágenes estilizadas, en lugar de texto, con una cantidad relativamente pequeña de la escritura que parece estar en un idioma fenicio, aunque el dialecto exacto aún no se ha identificado.

En el momento en estos códices fueron creados, la Tierra Santa estaba poblada por diferentes sectas, como los esenios, samaritanos, los fariseos, saduceos, Dositeanos y nazarenos.

Un afortunado propietario: Hassan Saida con algunos de los artefactos que dice que heredó


No había un guión común y una mezcla considerable de las lenguas y los sistemas de escritura entre los grupos.

Lo que significa que podría llevar años de beca detalladas para interpretar adecuadamente los códices.

Muchos de los libros están obturados por todos los lados con anillos de metal, lo que sugiere que no estaban destinadas a ser abiertos.

Esto podría ser debido a que contenían las palabras sagradas que nunca debían ser leídos.

Por ejemplo, los principios Judios protegían fuertemente el nombre sagrado de Dios, que sólo eran pronunciadas por el Sumo Sacerdote en el Templo de Jerusalén en el Iom Kipur.

La pronunciación original se ha perdido, pero ha sido transcrito en caracteres latinos como YHWH - conocido como el Tetragrámaton - y suele traducirse como Yahvé o Jehová.

Un libro cerrado que contenga información sagrada se menciona en el libro bíblico del Apocalipsis.
La cueva en Jordania, donde los libros de metal fueron descubiertos
Una placa se ha interpretado como un mapa esquemático de la Jerusalén cristiana que muestra el romano que cruza fuera de los muros de la ciudad. En la parte superior se puede ver una forma de tipo escalera. Esto se piensa que es una balaustrada menciona en la descripción bíblica del Templo en Jerusalén. Más abajo hay tres grupos de ladrillos, para representar a las paredes de la ciudad.

Un árbol de palma fructificado sugiere la casa de David y hay tres o cuatro formas que parecen ser atravesado por cortas líneas horizontales líneas verticales desde abajo. Estos son los cruces en forma de T que se cree han utilizado en los tiempos bíblicos (la forma de crucifijo familiar se dice que datan del siglo cuarto). La estrella de las formas de una larga representan la Cámara de Jesse - y entonces el patrón se repite.

Esta interpretación de los libros como objetos proto-cristiana con el apoyo de Margaret Barker, ex presidente de la Sociedad para el Estudio del Antiguo Testamento y uno de los principales expertos de Gran Bretaña en el cristianismo primitivo.

El hecho de que una figura es retratada parece descartar que estos códices estar conectado a la corriente principal del judaísmo de la época, donde estaba prohibido la interpretación de las cifras reales estrictamente porque se consideraba idolatría.

Si es verdadero, parece claro que estos libros eran, de hecho, creado por una de las primeras sectas mesiánica judía, tal vez muy afines a la iglesia cristiana primitiva, y que estas imágenes representan a Cristo mismo.

Sin embargo otra teoría, presentada por Robert pluma - una autoridad en los Rollos del Mar Muerto y autor de El misterio del Rollo de Cobre de Qumrán - es que estos libros están conectados a la rebelión de Bar Kojba de 132-136AD, la tercera gran rebelión por los Judios de la Provincia de Judea y la última de las guerras judeo-romanas.

La revuelta estableció un estado independiente de Israel en partes de Judea durante dos años antes de que fuera finalmente aplastado por el ejército romano, con el resultado de que todos los Judios, incluyendo a los primeros cristianos, se les prohibió la entrada a Jerusalén.

Fuente: Dailmail