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martes, 22 de febrero de 2011

Porqué nadie en Wall Street va a la cárcel ?

La colusión entre los bancos de Wall Street y los organismos que supuestamente deben de vigilarlos hace que criminales de cuello blanco gozen de total impunidad y mientras que cientos de miles de personas van a la cárcel por cosas como fumar una planta, ninguno de los ejecutivos de Wall Street, que roban miles de millones de dólares, pisa la prisión.
El escritor Matt Taibbi, uno de los pocos escritores que ha expuesto la mafia de Wall Street en los medios del mainstream, cuenta que preparando su más reciente artículo para Rolling Stone estaba en un bar con un ex investigador del Senado quien, tomando una cerveza, le dijo "Todo está jodido y nadie va a la cárcel. Ahí tienes toda tu historia. No tienes que ni siquiera escribir el resto. Sólo escribe eso".

Es posible que esa impunidad rampante que caracteriza al mundo de los grandes bancos y sus ejecutivos no sólo sea una de las causas principales por las cuales constantemente, y sin mostrar el más mínimo escrúpulo, se crean complejos instrumentos financieros para enriquer a una élite y sumir a los ciudadanos de clase media y baja en crisis económicas como la que vivimos en el 2008, es posible que esto sea una de las causas principales, a fin de cuentas, de la pobreza, desigualdad y enfermedad que asola al planeta.

La mafia que opera en Wall Street es a fin de cuentas la mafia de mafias (capo de capos) y se extiende a negocios como el de las drogas, las armas y las farmacéuticas.

"Nadie va a la cárcel. Ese podría ser el mantra de la era de la crisis financiera", dice Taibbi. Una era que vio a a casi todos los bancos importantes y compañías financieras de Wall Street involucrados en obscenos escándalos que empobrecieron a millones de personas y colectivamente destruyeron cientos de miles de millones de dólares, hasta billones de dólares de la riqueza del mundo -y nadie fue a la cárcel.

O sólo Bernie Madoff, el famoso embaucador cuyas víctimas, y ahí esta su caída, fueron otras gentes ricas.

El mismo Madoff ha dicho que los bancos sabían que estaba operando un esquema Ponzi, que no había forma que no lo supieran (en realidad todo el sistema era o es un esquema Ponzi).

Lehman Brothers escondió miles de millones de dólares de sus inversionistas.

Bank of America mintió sobre sus enormes bonos, ocultando 5.8 mil millones de dólares en estas gratificaciones como parte de su toma de Merrill Lynch.

Goldman Sachs ocultó a sus clientes cómo había armado las hipotecas tóxicas hechas para perder que estaba vendiendo.

Este banco de inversión fue multado 550 millones de dólares pero ninguno de sus ejecutivos fue a la cárcel.

Incluyendo a Fabrice "Fabulous Fab" Tourre quien durante una junta con las "víctimas" a las que les iban a vender este producto financiero envío un mail a un amigo en el que se burlaba de sus clientes y describía el producto como "surreal".

El director de derivados de la aseguradora AIG, Joe Cassano, le aseguró a los inversionistas que no perderían ni un sólo dólar sabiendo que AIG, la aseguradora más grande del mundo, iba a a colapsar.

La Financial Crisis Inquiry Commission declaró que los ingresos de AIG fueron intencionalmente sobrevaluados por 3.6 mil millones de dólares.

El director de Lehman Dick "El Gorila" Fuld convientemente no dio a conocer 263 millones de dólares en compensaciones.

Citigroup escondió cerca de 40 mil millones de dólares en perdidas de sus inversionistas. En julio pasado el SEC se arregló con Citi por 75 millones de dólares.


Pese estas multimillonarias violaciones, ningún miembro de estos bancos está en la cárcel. Es más, las personas que cometieron estos crímenes, cuando fueron multados por ser sorprendidos defraudando a sus accionistas, usaron el dinero de los accionistas para pagar la cuenta de la justicia.

Después de la crisis del 2008, orquestada en buena medida por las siniestras operaciones de Wall Street, el gobierno de Estados Unidos dio, como parte del rescate financiero, 700 mil millones de dólares a los bancos del dinero de los contribuyentes.

Sólo porque eran demasiado importantes y "demasiado grandes para dejar caer". De esta forma concretando el robo más grande de la historia.

El problema es que, si bien existen varias agencias supuestamente vigilando a Wall Street, ningún organismo tiene poder para perseguir criminalmente a Wall Street (además de que es difícil trazar una lína entre dónde empiezan estas agencias semiprivadas como la Reserva Federal o el Commodity Futures Trading Commission y los bancos de Wall Street).

El organismo federal que supuestamente tiene la mayor responsabilidad en vigilar a Wall Street es la Securities and Exchange Commission (SEC).

Esta agencia independiente del gobierno federal está encargada de vigilar la venta de acciones bajo información privilegiada (el llamado insider trading), así como negocios que violan las regulaciones impuestas a compañías públicas que cotizan en la bolsa -lo que generalmente sucede es que estas compañías ocultan información de sus accionistas o del público que busca comprar acciones.

Pero el SEC tampoco tiene poder para perseguir criminalmente, tiene que reportar al Deapartamento de Justicia.

Mientras que el SEC depende del Departamento de Justicia para iniciar acción legal, el Departamneto de Justicia necesita de los expertos del SEC para perseguir crimnales en estos rubros ya que estos crímenes involucran complejos instrumentos financieros que requieren que los fiscales sean expertos en finanzas.

Esto es algo que Wall Street sabe y por esos los funcionarios del SEC son sobornados o se les da entrada posterioremente a posciones en los bancos con salarios que jamás imaginarían haber ganado, como es el caso de su actual director.

"El sistema de justicia no sólo es pésimo castigando a los criminales financieros, en realidad ha evolucionado a convertirse en un mecanismo para proteger a los criminales financieros", escribe Taibbi.

Lynn Turner, un ex directivo del SEC, dice de manera oscura: "Creo que es una equivocación asumir que siquiera tenemos una agencia de impartición de justicia en lo que se refiere a Wall Street".

Garry Aguirre, un ex investigador del SEC, incluso fue despedido por intentar investigar el caso de John Mack, ahora director de Morgan Stanley, quien todo indica utilizó información privilegiada para que su amigo Art Samberg de la nada empezara a comprar una oscura compañía llamada Heller, que días después fue "imprevistamente" comprada por General Electric, cosechando una ganancia de 18 millones de dólares por una hora de trabajo.

La SEC luego tuvo que pagarle 750 mil dóilares por despido injustifiocado a Aguirre, pero ni Mack ni Samberg fueron tocados.

El mismo Aguirre el año pasado asistiendo a una conferencia de impartición de la ley financiera en Nueva York detectó el oscuro engranaje que permite a esta mafia operar.

Al fijarse en la lista de los 1500 asistentes, Aguirre descubrió que buena parte de ellos habían trabajado tanto para el gobierno o los organismos regulatorios como representando a los bancos de Wall Street, borrando la frontera entre la iniciativa privada y el sector público (algo que Mussolini definía como fascismo).

No se trata de los policías persiguiendo a los ladrones, sino de un cóctel de amigos y colegas que constantemente cambian de bando y se pasan el sombrero.

El actual direcor del SEC Robert Khuzami fue consejero antes del Deutsche Bank , donde había sido contratado por el ex director de la SEC Dick Walwer y fue recomendado para su cargo por el senador predilecto de Wall Street, Chuck Schumer.

En la conferencia Khuzami dijo que se estaría formando una nueva iniciativa de cooperación con el fin de motivar a que los reprsentantes legales de los ejecutivos de Wall Street se acercaran al SEC para reportar algún tipo de fraude y obetner información si serían perseguidos criminalmente.

En otras palabras el SEC anunció que serviría como intermediario entre ellos y el Departamento de Justicia para negociar sus multas e impedir pasar tiempo en prisión.

Quizás lo más escandoloso es que mientras no se persigue criminalmente a nadie en Wall Street, en los últimos años ha aumentado en Estados Unidos el 77% de los procesos criminales contra inmigrantes ilegales y tan solo el año pasado fueron arrestadas 50,383 personas por posesión de marihuana solo en Nueva York.

Esta cifra rebasa, de acuerdo a un estudio realizado por la Drug Policy Alliance, a todos los arrestos que se concretaron por la misma causa a lo largo de 18 años (1978-1996).

Sin duda, es un buen negocio ser un criminal de cuello blanco; los ejecutivos de la mafia de Wall Street pueden estar tranquilos cuando caminan por las calles: toda la policía está ocupada buscando detener a personas que fuman marihuana, mientras ellos lavan impúnemente el dinero de las drogas en sus fortalezas bancarias y se van a dormir con sus paracaídas de oro.

Taibbi dice que una de las cosas que permiten esta impunidad es que para la mayoría de las personas los crímenes financieros no parecen ser reales; no son como cuando alguien asalta una licorería y muestra una escopeta.

Pero estos crímenes son mucho peores, son crímenes intelectuales -cínicos- realizados por personas que no tienen una estricta necesidad económica y afectan a millones de personas.

La mafia de Wall Street opera bajo este razonamiento: Robemos lo que podamos y luego desafiemos a las víctimas a que intenten reclamar su dinero a través de esta burocracia que tenemos cuativa.

Fuente: Pijamasurf

El Holograma, Modelo del Universo

En 1947, Dennis Gabor describió el principio del Holograma usando el cálculo diferencial y el cálculo integral de Leibniz, lo que no es un azar pues el holograma nos hace recordar la Mónada del mismo Leibniz. Gabor lo denominó “holograma” combinando los vocablos griegos “holo” (total) y “grama” (imagen o mensaje).

El inconveniente que tuvo el investigador para completar su tarea fue la imposibilidad de hallar la fuente adecuada de luz para sus experimentos.

El láser aún no había sido descubierto. Recién en 1965, gracias a la invención reciente del rayo láser, Emmeth Keith y Juris Upatnicks pudieron realizar lo que Gabor dejó en teoría.

De todas maneras, Gabor recibió en 1971 el Premio Nobel de Física por sus investigaciones a este respecto.

Podríamos definir el holograma de la siguiente manera:

“El holograma es una fotografía tridimensional realizada sin lente, es decir, sin focalización. Una emulsión fotográfica es iluminada simultáneamente por dos haces luminosos proviniendo de una misma fuente luminosa coherente (láser), la una en forma directa, la otra pasando por un objeto al que ilumina y que luego lo difracta. Los dos trayectos de onda forman napas estacionarias de interferencia sobre la placa emulsionada creando un patrón microscópico que se registra y que contiene toda la información tridimensional del objeto. Cuando se ilumina la placa así impresionada, se obtiene una imagen flotante en el espacio que puede ser inspeccionada a su alrededor desde todos los ángulos posibles. El holograma tiene de particular que, a partir de un fragmento de la placa, es posible reproducir la imagen total del objeto. El Todo está entonces presente en la parte. ”

Sobre la placa emulsionada, el registro holográfico aparece ante nuestros ojos como un esquema de ondulaciones totalmente desprovisto de sentido, hasta que es contactado por un rayo de luz coherente que reproduce la imagen con toda la similitud de vida que le dan las tres dimensiones.

Es importante destacar que el no uso de lentes hace que no haya “focalización” – preferencia, limitación – y esto es lo que permite que desde cualquier fragmento del holograma se pueda reconstruirlo en su totalidad.

Insistimos sobre esto porque da origen a una reflexión fascinante sobre nuestra visión del universo.

Desde que la ciencia merece su nombre, hemos percibido el macrocosmos (astronomía) y el microcosmos (química, física, biología) gracias a, y a través de, lentes.

Ellos tienen por objeto hacer diverger o converger los rayos luminosos, en tanto que el haz de láser utilizado por la holografía permanece coherente. Al no haber ningún efecto de convergencia o divergencia, no hay focalización.

A causa de lentes focalizantes, nuestra visión del universo ha estado constituída por la yuxtaposición de fragmentos de universo focalizados.

Mientras más avanzaba la ciencia en los campos macrocósmicos y microcósmicos, más los sabios han intentado armonizar estos trocitos hiperespecializados, persiguiendo un sentido, una dirección que les fuera común.

Las leyes de la naturaleza parecían contradecirse, se perdía el hilo, y la imagen de un demiurgo extravagante jugando a los dados con el universo le penaba a Einstein. La realidad de la Naturaleza se nos escapaba como perlas de mercurio faltas de un surco que asegurara la continuidad.

Estamos perdidos a menos de recurrir a las filosofías orientales como Capra, o al inconsciente colectivo como Jung, o al holograma como Karl Pribam.

Esta sed de los científicos por un “nuevo paradigma” que se les escapa todavía, manifiesta una búsqueda más vasta, una reacción contra la parcelación de la ciencia que deforma nuestro estudio del mundo, una tensión hacia la globalidad.

Con el holograma, la movilización holística que ha carburado toda la inteligencia psico-cualquier cosa en los Estados Unidos hasta una fecha reciente, encuentra por fin una meta que sirva de cámara de aire hacia otro paradigma.

Desde su aparición, los trabajos relacionados con este tema han suscitado en los diversos medios científicos una avalancha de reacciones positivas o críticas sobre la validez de estas teorías en relación a la emergencia del nuevo paradigma científico: el paradigma holonómico, fundado en la presencia del todo en la parte, en la interdependencia generalizada, en el rol de la coherencia.

Karl Pribran, neurólogo y neurocirujano, postula lo siguiente: “Nuestro cerebro construye matemáticamente la realidad interpretando frecuencias que vienen de otra dimensión, dominio de realidad significante, primariamente arquetípica, que transciende el tiempo y el espacio. El cerebro es un holograma interpretando un universo holográfico”.

La física teórica ha demostrado que los eventos no pueden ser descritos en términos mecánicos en los niveles subatómicos. Una cantidad impresionante de investigaciones en diversos laboratorios atestigua que las estructuras cerebrales “ven”, “oyen”, “gustan”, “sienten”, y “tocan” por un análisis matemático extremadamente sofisticado de frecuencias temporales y/o espaciales.

La inquietante propiedad común al holograma y al cerebro es la distribución de la información a través del sistema. Cada fragmento está codificado a fin de reproducir la información de todo el conjunto.

Fue en 1966 cuando Pribam arribó a esta conclusión al enterarse del descubrimiento del holograma, al que vió de partida como el modelo según el cual el cerebro podía almacenar la memoria: “la imagen no está localizada sino dispersa en el sistema nervioso”.

Pero en 1970, lo obsesiona otro interrogante: si el cerebro transforma las secuencias viniendo “de alguna otra parte”, de manera matemática, que es lo que le permite “conocer” esos hologramas? quién los interpreta?

La respuesta: “Y si el mundo fuera el holograma? no se corporizó verdaderamente para Pribam hasta después de enterarse de una conferencia de un físico, David Bohm, en el que le parece que describe un “universo holográfico”.

Las implicaciones de la tesis de Pribam son, todavía, inconmensurables. Pero se puede inmediatamente considerar en relación con ella el dominio farfullante de lo que es llamado parapsicología (término que cada vez va pareciendo más impropio).

Así los fenómenos de estados de consciencia alterados, que reflejan estados modificados del sistema nervioso, pueden ser considerados en lo sucesivo como debidos a un afinamiento con la matriz invisible que genera la realidad concreta (gracias a ese mismo sistema nervioso).

Esto puede hacer posible la interacción con la realidad a un nivel primario, dando origen a la precognición, psicokinesis, sanaciones, distorsión de la duración del tiempo, aprendizaje ultra rápido, etc.

Se piensa en las experiencias de “unidad con la consciencia cósmica”, en las convicciones de que “la realidad ordinaria es una ilusión”, en las descripciones de “un vacío paradojalmente lleno”, todo esto confusamente descrito después de la meditación, de ejercicios diversos, o consumo de alucinógenos por los “cosmonautas del inconsciente”.

David Bohm que, sin haberlo buscado, permitió a Pribam consolidar la teoría holonómica, postula que el holograma es el punto de partida de una nueva descripción de la realidad: el orden implícito.

La realidad “clásica” está centrada sobre las manifestaciones secundarias, el aspecto explícito de las cosas y no su fuente.

Estas apariencias son, si se pudiera decir, extraídas (o más exactamente abstraídas) de un intangible, invisible flujo que no está compuesto de partes, y que no se puede describir sino como “un estado de interconexión inseparable”.

Bohm agrega que las leyes físicas primarias no serán descubiertas jamás por una ciencia que ensaya “quebrar el mundo en sus constituyentes”. No hay entonces donde buscar las energías que transmiten los “fenómenos parapsicológicos” porque la matriz transciende el tiempo y el espacio: ella es potencialmente simultánea y ubicua.

Este enfoque permite considerar como posible la tradición de los “Registros Akáshicos”: todo el saber, el pasado, el futuro, y puede ser que varios otros datos que nos son desconocidos, están almacenados “en alguna parte”.

Habría que reexaminar las obras de Giordano Bruno: “De la causa, del Principio y de la Unidad” y “Del Infinito del Universo y de los Mundos”, a la luz del modelo holonómico y del orden implícito.

Si el universo es como un holograma, es decir, un ámbito de frecuencias y de potencialidades sustentando la ilusión de algo concreto, recordemos a algunos precursores, como el obispo Berkeley que en 1710 ponía en duda “toda realidad exterior al pensamiento”… “Ser es ser percibido o percibir”… “El mundo es un sistema de relaciones significantes”… Y también a Bergson: “La realidad última es un impulso vital comprensible sólo por la intuición”.

Y sobre todo al querido Leibniz, inventor de los cálculos gracias a los cuales Gabor dió a luz el holograma: “Una realidad metafísica sustenta y engendra el universo material”.

“El Tao de la Física”, de Fritjof Capra, en su visión y su profusión dionisíaca, presenta a la vez un sueño y un punto de partida.

Ken Wilber en “El Espectro de la Conciencia” ha desarrollado con mucha precisión el parentesco entre la microgenia y el Bardo Thödol: “El mundo físico no es un lugar hecho de alguna substancia real y verdaderamente colocado en alguna parte, es solamente un modo de contemplar a Dios”.

La psicología humana, sobre todo la de los primeros años de la vida, se enriquece así de una tesis que suena extremadamente justa: el niño pequeño no hace sino aprender a que no puede captar directamente al Atman /Consciencia Universal y es así conducido a buscar sustitutos y gratificaciones en un mundo que – como lo descubre muy pronto – no se los proporciona obligatoriamente, y, en todo caso, no inmediatamente, mientras que en el mundo del Atman todo es simultáneo, todo llega en el acto.

Fuente: Alcione

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MATRIX DESDE EL PUNTO DE VISTA CIENTÍFICO - UNIVERSO HOLOGRÁFICO



Charlar con delfines es el mejor entrenamiento para un futuro diálogo con extraterrestres

Tal vez la mejor preparación para un eventual diálogo con extraterrestres sea primero tratar de entender el lenguaje de otras creaturas inteligentes con las que compartimos el planeta, por ejemplo, los delfines.
La regla por excelencia para ejercer una correcta diplomacia es el diálogo, la interacción en donde se comparte información a partir de un lenguaje en común.

Y parece que aquel mítico momento en que los humanos interactuaremos abiertamente con los extraterrestres es algo inminente -si bien nadie tiene la certeza de cuando sucederá.

Pero si la humanidad llegará finalmente a esa fiesta de seres extraplanetarios ¿Sabría cómo comportarse? Lo más probable es que no, empezando por la poca familiarización que hemos desarrollado con lenguajes no humanos.

Recientemente el Telescopio Espacial Kepler anunció que estamos entrando a una nueva bonanza multiplanetaria.

Se ha confirmado que compartimos universo con decenas (tal vez millones) de sistemas solares que muy probablemente incluyen planetas capaces de albergar distintas formas de vida.

Tomando en cuenta esto parece pertinente irnos preparando para el diálogo con extraterrestres y al parecer una de las mejores maneras de ejercitarnos es charlar con delfines.

En el Wild Dolphin Project, con sede en Júpiter, Florida, parecen estar de acuerdo con esta hipótesis lingüística e investigadores de distintas partes del mundo acuden a este centro para entrenarse con miras a un futuro contacto.

La bióloga conductista Denise Herzing comenzó estudiando delfines delfines fuera de cautiverio en las Bahamas hace dos décadas.

Y con el tiempo notó que los delfines curiosamente buscan la compañía humana. “Pensamos ‘es fascinante, vamos a ver si podemos llevarlo más lejos’” afirma Herzing. “Muchos estudios se comunican con los delfines, especialmente en cautiverio, utilizando un pescado como recompensa. Pero es raro pedir a los delfines que se comuniquen con nosotros” agrega.

Históricamente el delfín es un animal que ha maravillado a la ciencia por sus distintivas inteligencia y sensibilidad. Los delfines tienen sofisticados cerebros con un notable desarrollo en las regiones donde se gestan las más complejas habilidades mentales entre los humanos.

Además, mantienen una elaborada estructura social: forman alianzas, distribuyen las labores dentro del grupo, e incluso desempeñan personalidades particulares.

Se han realizado experimentos enfrentando a delfines con espejos y los estudios concluyen que los delfines se reconocen pues tienen conciencia del “yo”.

Todas estas cualidades de los delfines se traducen en un sorprendente potencial cognitivo, Cuando reciben entrenamiento demuestran una particular facilidad para entender el lenguaje.

Al parecer los delfines pueden acceder al cotizado mundo de la sintaxis. Ello se demostró a partir del trabajo de Louis Herman, quien junto con su equipo en el Dolphin Institute in Hawaii entrenó a delfines a reconocer cientos de palabras por medio de símbolos y confirmó que podían entender la diferencia entre enunciados imperativos, declarativos, e interrogativos, así como el hecho de que si el orden de las palabras dentro de un enunciado varía, también cambia su significado.

Desde hace más de una década el instituto SETI (Search for Extraterrestrial Inteligence) se ha dedicado a monitorear posibles formas de comunicación o mensajes codificados transmitiéndose en el espacio exterior.

Laurance Doyle, una investigadora de este centro, ha llevado a cabo estudios sobre la comunicación entre animales buscando prepararse para un eventual contacto con extraterrestres.

Para ello Doyle utiliza la teoría de la información, una rama de las matemáticas que estudia la estructura y relación de la información, para analizar señales de radio con la esperanza de detectar cuando estamos frente a una transmisión inteligente que esta emitiéndose fuera de nuestro planeta.

Gracias a los métodos de la Teoría de la Información, los investigadores del Instituto SETI pueden filtrar las masivas cantidades de data que reciben a través de ondas de radio, en busca de señales que sugieran una naturaleza lingüística o una comunicación inteligente.

Esta rama matemática les permite decodificar datos aparentemente aleatorios en estructuras binarias, gracias a lo cual hoy sabemos con certeza que en el caso de los delfines los adultos están enviando información concreta cuando silban pero no así los bebés, ya que estos simplemente balbucean hasta que maduran y aprenden el lenguaje de su especie.

O también se ha podido confirmar que las ballenas jorobadas se comunican respetando reglas de sintaxis y gramática. “Siempre durante las reuniones en SETI nos preguntamos ‘¿Estamos solos?’. Y no, no lo estamos, hay muchos animales que se comunican aquí mismo que no podemos entender.

Fuente: Pijamasurf