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viernes, 6 de agosto de 2010

La "comida chatarra" puede ser tan adictiva como el tabaco o las drogas

La comida de alto contenido calórico puede ser tan adictiva como el tabaco o las drogas, según un estudio con ratas de laboratorio publicado en la revista científica Nature.
Aunque el descubrimiento no puede ser trasladado directamente a la obesidad en humanos, demuestra que un exceso de consumo de "comida basura" puede provocar respuestas adictivas en el cerebro.

Esto es lo que les sucedió a las ratas con las que se experimentó el estudio, a las que se les comenzó a dar comida basura y que acabaron convirtiéndose en comedoras compulsivas.

Se sabe en efecto que a los adictos se les debilita la capacidad de activación de los circuitos cerebrales responsables del recuerdo de sus experiencias positivas, ya que dejan de desempeñar esas actividades por la gratificación que reciben de ella, sino que lo hacen de manera adictiva.

Para la investigación, un equipo del Scripps Research Institute de Florida (Estados Unidos) encabezado por Paul Kenny, midió la sensibilidad de las ratas a ese tipo de experiencias.

Cuando los científicos ofrecían a las ratas comida de alto contenido en calorías como beicon, salchichas o pasteles, junto a comida más sana -aunque menos apetecible- que forma parte de su dieta habitual, los animales optaban por la primera y engordaban así rápidamente.

Su sensibilidad al recuerdo de experiencias positivas también cayó en picado como les ocurre a los adictos a las drogas.

Este debilitamiento de la respuesta a los recuerdos agradables persistió durante al menos dos semanas después de que dejaran de ingerir "comida basura".

Un auténtico adicto, bien sea rata o bien humano, consume la sustancia causante de la adicción compulsivamente incluso cuando es claramente perjudicial para su salud.

Para desarrollar el estudio, los científicos adiestraron a las ratas para que dejasen de comer cuando una luz se encendiese porque, en caso de no hacerlo, recibirían descargas eléctricas en sus extremidades.

Las ratas de peso normal dejaban de comer al encenderse la luz incluso cuando se las tentaba con la más apetitosa "comida basura", pero las obesas, acostumbradas a ingerir este tipo de comida, seguían comiendo.

El estudio también revela un descenso en los niveles de un específico receptor de dopamina en las ratas con sobrepeso, fenómeno que también se da en los humanos adictos a drogas.

Los científicos disminuyeron artificialmente los niveles del receptor de dopamina en otro grupo de ratas, lo que aceleró su pérdida de sensibilidad al recuerdo positivo cuando se les suministraba una dieta de alto contenido calórico.

Fuente: Terra


¿Qué es la Comida Chatarra?

La "Comida Chatarra" (en Inglés "Junk Food") es un término comúnmente utilizado para referirse a los alimentos que no aportan una buena nutrición y no aportan fibra ni micronutrientes pero aportan demasiadas calorías.

Además los pocos nutrientes que proporcionan son de mala calidad, por ejemplo, grasas polisaturadas, sustancias químicas artificiales o sintéticas no asimilables por el organismo, incluso algunas de ellas se están investigando por tener riesgo de ser cancerígenas.

Los tipos más comunes de alimentos chatarra son las "frituras", los "dulces" o golosinas, y los postres. Esta es sólo una lista de comidas chatarra que encontramos todos los días en tiendas de abarrotes o autoservicios:

Caramelos y paletas hechos principalmente de azúcar: proporcionan muchas calorías "vacías", y en absoluto nada de nutrición, cero fibra, cero vitaminas, cero minerales, sólo azúcar, y últimamente otras variaciones aún más peligrosas como la dextrosa o sucralosa.

También contiene saborizantes y colorantes artificiales que son potencialmente peligrosos para la salud.

Frituras: cualquier alimento que sea frito en aceite, absorve aceite en grandes cantidades, sean papas, chicharrones, o cualquier otro alimento, al freirse absorve demasiado aceite.

Además, está demostrado que el aceite, al calentarse desata reacciones químicas que crean acrilamidas, componentes potencialmente cancerígenos.

El aceite que consumimos se convierte directamente en grasa corporal.

Este fenómeno sucede porque el aceite "refinado" es una grasa "aislada" de los demás nutrientes. No se ve esto en los alimentos naturales como las verduras o frutas, donde el aceite no refinado es digerido por el organismo de manera sana.

Pasteles o pastelillos (tortas): Su ingrediente principal es la harina blanca - como usted lo puede leer en mi libro "La Dieta Final" este no es un alimento sano: todo lo contrario, fomenta la acumulación de grasa corporal.

También llevan mucha azúcar, y en ocasiones crema o betún, ingredientes cargados con grasas dañinas para nuestro cuerpo. Son un verdadero festín "chatarra", una bomba engordante.

Si usted quisiera hacer engordar a alguien, o peor aún, hacerlo enfermar, podría darle de comer diariamente pasteles, donas, frituras y caramelos.

Refrescos (sodas o gaseosas): Su ingrediente fundamental es el azúcar, y demasiada para ser exactos. Puesto que lleva saborizantes artificiales y ácidos artificiales, requiere más azúcar para que el paladar lo perciba "balanceado" o "agridulce".

Los demás ingredientes son sólo colorantes artificiales y agua carbonatada (se le inyecta monóxido de carbono al agua natural).

Inclusive los refrescos "de dieta" son muy dañinos, hay indicios de que el aspartame y otros endulzantes "falsos" son cancerígenos y aún si no lo fueran, estamos metiendo a nuestro sistema digestivo sólo colorantes, endulzantes y saborizantes artificiales con gas, un gran concierto de ingredientes "chatarra".

Hay otros alimentos que no se perciben comúnmente como alimentos dañinos o "chatarra" pero que también están en la lista de comida que hace engordar rápidamente y daña la salud a mediano y largo plazo, ocasionando ataques cardiacos, diabetes, hipertensión, insuficiencia renal, y muchas otras enfermedades.

Fuente: Dieta Final

Farsa capitalista: La falsa donación post mortem de los "súper ricos"


Algo así como decir "nos vamos de este mundo, pero con la conciencia tranquila". En una nueva estrategia de proyección de imagen, 40 súper millonarios encabezados por Bill Gates, Carlos Slim y Warren Buffet (los tres más ricos del planeta) firmaron el "Compromiso de Donar", una promesa ficticia de "donar" la mitad de sus fortunas luego de su muerte. Pero es solo una engañosa estrategia de marketing. La mayoría de ellos encabezan fundaciones "filantrópicas" que les sirven, entre otras cosas, para evadir impuestos y como plataforma de publicidad institucional para sus empresas. Además, dejar la mitad de sus fortunas a sus fundaciones filantrópicas (empresas capitalistas que desarrollan fabulosas evasiones de impuestos y alimentan multimillonarios negocios con la "solidaridad"), les permite ingresar en el nuevo marco estatutario del capitalismo de "rostro humanizado", la máxima escala de prestigio en la era del dominio imperial con "democracia y derechos humanos". Ni muerto, el capitalismo deja de facturar.
Por Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
IAR Noticias


Los ricos de EEUU han estado buscando nuevos símbolos de estatus luego de la Gran Recesión, los yates, aviones privados y mansiones están pasados de moda. Pero ser lo suficientemente rico y generoso como para entrar al Compromiso de Donar podría convertirse rápidamente en el máximo símbolo de estatus en EEUU y el extranjero", señala con increíble crudeza el Walll Street Journal, vocero emblemático del casino global de Wall Street.

Para el Journal, "Algunos podrían descartar este compromiso, considerándolo una estrategia publicitaria para mejorar las relaciones públicas de los súper ricos, las cuales necesitan pulirse. Sin embargo, la lista podría convertirse en una fuerte fuerza financiera para la filantropía, así sea sólo por la presión que ejerza sobre otros multimillonarios y la publicidad que genere".

El fundador de Oracle, Larry Ellison, se unirá al creador de La Guerra de las Galaxias George Lucas y a otros 38 multimillonarios en una iniciativa de Warren Buffett y Bill Gates para donar la mayoría de sus fortunas a fundaciones filantrópicas (todos tienen una) tras su muerte.

En la lista de "caritativos" acaudalados que se sumaron a The Giving Pledge –que podría traducirse como "La Promesa de Dar" - de Gates y Buffet, figuran el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, el ejecutivo Barry Diller y uno de los cofundadores de Oracle, Larry Ellison, así como también el magnate mediático Ted Turner y David Rockefeller.

La increíble y farsesca lista de "donantes post mortem", incluye a nombres de lo peor del capitalismo especulativo promotor de la crisis global como Ronald O. Perelman; el fundador de Citigroup Sandy Weil y su esposa Joan; los "inversionistas" en fondos de cobertura Julian Robertson Jr. y Jim Simons y el gigante de fondos de capital privado David Rubenstein.

En este marco, la "ayuda solidaria" a los pobres, montada como una maquinaria a nivel mundial, es un multimillonario y diversificado negocio capitalista donde intervienen a modo de "donantes solidarios" los mismos bancos y corporaciones transnacionales que depredan el planeta y generan una fábrica de pobreza a escala global.

En primer lugar, las fundaciones y organizaciones "filantrópicas o solidarias", así como las ONG que actúan en los diversos ámbitos de la "ayuda social", son pantallas de los bancos y corporaciones que las utilizan con tres objetivos básicos: Evadir impuestos y blanquear dinero, generar publicidad gratis a escala global, y alimentar una fuente de "negocios colaterales" de facturación multimillonaria.

Pero este monumental negocio de bancos y trasnacionales con las propias lacras sociales que generan no es atinente solamente a las corporaciones empresariales que utilizan ONGs y fundaciones, sino que se extiende a todos los sectores del "espectáculo", la farándula y el deporte que facturan cifras multimillonarias.

Artistas, deportistas, ídolos, "ricos y famosos" del ranking Forbes, montan sus propias "fundaciones solidarias" con tres propósitos definidos: Evasión de impuestos y blanqueo de dinero, publicidad masiva a escala mundial que, de pagarla le costaría millones, y escala de prestigio e influencias internacionales que los proyectan
a un nivel de jefe de Estado.

Los extremos que no se tocan

En EEUU residen más de 400 individuos o familias con más de mil millones de dólares, de acuerdo a la revista Forbes. Más del 45% de la población rica vive en EEUU.

Pese a la crisis económica-financiera mundial y la crisis social que genera la suba de precios de los alimentos y de la energía, las riquezas personales en todo el mundo crecieron un 5 por ciento a US$ 109,5 billones, según un informe sobre "riqueza mundial publicado en el 2008 por Boston Consulting Group (BCG).

Para ilustrar el macro-robo capitalista del producido mundial hay que señalar que la cifra acumulada, según el informe, de US$ 109,5 billones de riqueza acumulada en manos de los "millonarios" (con las súper-fortunas en la cima) se aproxima a casi dos veces el PBI mundial (la riqueza anual producida por todos los países) que ronda en los US$ 70 billones.

Pero, para dar una mejor idea de lo que significa, en términos de comparación, esta cifra de US$ 109,5 billones, hay que puntualizar que equivale a casi dos veces y media el PBI anual de EEUU y la Unión Europea, las dos potencias económicas centrales que concentran más del 45% de la producción mundial.

Para la prensa y los analistas del sistema el aumento de la pobreza mundial y el aumento de la riqueza no son procesos inversamente proporcionales que se retroalimentan a nivel de causa y efecto, el uno con el otro.

En este marco separatista, la pobreza que se expande a escala global, y la riqueza (activos empresariales y fortunas personales) que se concentra cada vez en menos manos, no tienen nada que ver una con la otra, y van por vías separadas.

Que las fortunas personales de los "más ricos" del ranking Forbes dupliquen el PBI mundial, "no tiene nada que ver" con la existencia de 3000 millones de personas (la mitad del planeta) que padecen "pobreza estructural", o de los más de 1000 millones que no cubren sus necesidades básicas de alimentación y supervivencia en el mundo.

Todo lo contrario, las grandes cadenas mediáticas y sus empleados comunicadores se deshacen en loas y en exclamaciones de admiración para estas máximas luminarias "exitosas" del capitalismo depredador, en cuya cima, las primeras 50 fortunas, equivalen a el ingreso robado a 460 millones de hambrientos, según la FAO.

Los medios internacionales sionistas, que esconden sistemáticamente la relación simbiótica pobreza-riqueza (una es consecuencia de la otra) comentan con "preocupación" como la crisis redujo el selecto club de súper millonarios del ranking Forbes que pasó de 1.125 miembros en 2008 a 793 en 2009.

En el año 2008, 500 multimillonarios sumaban una fortuna de casi tres billones de dólares, una cifra equivalente al presupuesto anual de EEUU, la mayor potencia imperialista del planeta, y a decenas de PBI (producción del pastel) anuales de países dependientes.

Mientras la crisis económica global desatada desde las economías centrales (EEUU y Europa) profundiza el hambre, la pobreza y la devaluación acentuada del poder adquisitivo de las mayorías a escala planetaria, un selecto grupo de mega-empresas y multimillonarios del ranking Forbes multiplican a escala sideral su activos empresariales y sus fortunas personales.

Son, junto a sus empresas transnacionales, los actores centrales (los generadores del hambre y la pobreza a escala global) que nunca aparecen en los informes y análisis oficiales que atribuyen las causas de las hambrunas y la marginación social no a la explotación capitalista sino a la "mala administración" de los gobiernos.

Los "súper-ricos", ejecutivos y accionistas de los grupos capitalistas que se reparten el mundo como si fuera un pastel, los que aparecen habitualmente retratados en los ranking del jet set decadente, conforman el resultante final de un proceso de acumulación de riqueza en pocas manos a costa de la crisis mundial y del achicamiento progresivo de la participación de las mayorías en el proceso de reparto de la producción mundial.

La prensa internacional (del sistema), sus periodistas y comentadores, difunden estas cifras, impresionantes y fantásticas, destilando una rara mezcla entre admiración y envidia por no estar en el lugar de los rankeados, a los que consideran personas tocadas por la "varita mágica" del éxito y el prestigio social.

De esta manera, los diarios, las radios y los canales televisivos ponen el acento de la "noticia" en la cifra de la fortuna de los tres sionistas que encabezan el ranking Forbes: Bill Gates, Warren Buffett y Carlos Slim.

Por supuesto que la prensa del sistema no aclara que el presupuesto de US$896 millones que la ONU y el BM destinan para "combatir la pobreza en el mundo" equivale sólo al 0, 8 % de la fortuna de estos tres hombres más ricos del mundo.

Fabricantes de hambre



Según la ONU, en el mundo ya hay más de 1.000 millones de personas que padecen hambre, la cifra más alta de la historia, y en todo el planeta hay 3.000 millones de desnutridos, lo que representa casi la mitad de la población mundial, de 6.500 millones.

Pero en la realidad, la producción de alimentos está fuera de la órbita del control estatal de los gobiernos.

Despojados de su condición de "bien social" de supervivencia, esos recursos se convierten en mercancía capitalista con un valor fijado por la especulación en el mercado, y los precios no se fijan sólo por la demanda del consumo masivo, sino básicamente por la demanda especulativa en los mercados financieros y agro-energéticos.

Y los gobiernos, al no tener poder de gerenciación sobre sus recursos agroenergéticos se convierten en títeres de las corporaciones que los controlan y que se apoderan de la renta del producido por el trabajo social de esos países.

Los recursos esenciales para la supervivencia están supeditados a la lógica de rentabilidad capitalista de un puñado de corporaciones trasnacionales (con capacidad informática, financiera y tecnológica) que los controlan a nivel global, y con protección militar-nuclear de EEUU y las superpotencias.

En ese escenario, la producción y comercialización de alimentos no está supeditada a la lógica del "bien social", sino a la más cruda lógica de la rentabilidad capitalista.

Según la propia FAO, diez corporaciones trasnacionales controlan actualmente el 80% del comercio mundial de los alimentos básicos, y similar número de mega empresas controlan el mercado internacional del petróleo, de cuyo impulso especulativo se nutre el proceso de suba de los alimentos, causal de la hambruna, que se extiende por todo el planeta.

Entre los primeros pulpos trasnacionales de la alimentación, se encuentran la empresa suiza Nestlé SA., la francesa Groupe Danone SA. y la Monsanto Co., que lideran mundialmente la comercialización de alimentos y que, además de controlar la comercialización y las fuentes de producción, poseen todos los derechos a escala global sobre semillas e insumos agrícolas.

El Programa para hacer frente a la crisis mundial de alimentos, (GFRP, por sus siglas en inglés) desarrollado por el Banco Mundial no alcanza ni siquiera al 1% de la suma acumulada por los tres capitalistas más ricos, pero esto no es "noticia" para la prensa sionista imperial.

Mientras las potencias capitalistas centrales se concentran en "combatir la pobreza" con un presupuesto de US$ 896 millones, los primeros veinte supermillonarios de la lista Forbes concentran juntos una cifra de más de US$ 400.000 millones.

Esa cifra (en manos de sólo veinte personas) equivale casi al PBI completo de Sudáfrica, la economía central de Africa, cuya producción equivale a un cuarto de la producción total africana.

Mientras 20 súper multimillonarios acumulan una fortuna equivalente a un cuarto de la producción total africana, según la FAO, en el África subsahariana, una de cada tres personas (236 millones en 2007) sufre de desnutrición crónica.

La gran mayoría de las personas desnutridas en el mundo (mil millones) vive en países en desarrollo, según la FAO, y de ellas, el 65 por ciento se concentra en siete países: la India, China, la República Democrática del Congo, Bangladesh, Indonesia, Pakistán y Etiopía. Casi dos tercios (583 millones en 2007) de los hambrientos del mundo viven en Asia.

Como contrapartida (y demostración de lo que produce el capitalismo), esas zonas marcadas por una altísima y creciente concentración de hambre y pobreza, figuran en las estadísticas económicas mundiales como las mayores generadoras de riqueza y rentabilidad empresarial capitalista de los últimos diez años.

Tanto el "milagro asiático" como el "milagro latinoamericano" (del crecimiento económico sin reparto social) se construyeron con mano de obra esclava y con salarios en negro. Esto lleva a que, al caerse el "modelo" por efecto de la crisis recesiva global, el grueso de la crisis social emergente con despidos laborales en masa se vuelque en esas regiones.

Pero de esta cuestión estratégica, vital para la comprensión de la crisis global y de su impacto social masivo en el planeta, la prensa internacional no se ocupa. Los medios locales e internacionales están ocupados en dilucidar la disminución de las fortunas de los ricos y la pérdida de rentabilidad de las empresas.

Y se cumple el axioma de máxima del sistema capitalista: Pobreza y riqueza, son extremos que no se tocan.

Si se tocaran, las mayorías hambrientas comprenderían quién es su verdugo y los ricos perderían su impunidad.

El fitoplancton oceánico está desapareciendo

Una noticia alarmante ha pasado desapercibida para casi todos los medios de comunicación. Al parecer la cantidad de fitoplancton en los océanos terrestres está disminuyendo.

Imagen en falso color tomada por satélite en la que se aprecia la presencia de clorofila en un momento dado del año. Como se puede ver, la presencia de fitoplancton es mayor en aguas frías. Fuente: NASA.

El resultado del estudio se basa en más de un siglo de medidas y ha sido realizado por Daniel Boyce de Dalhousie University, que ha trabajado junto a Marlon R. Lewis2 y Boris Worm. Su objetivo era estudiar la salud de los océanos.

Desde 1899 se utiliza un sistema muy simple para determinar la transparencia de las aguas oceánicas: el disco Secchi. Este disco consiste en círculo del tamaño de una plato de mesa al que se le ata un cabo y sobre el que hay pintado un patrón con los colores blanco y negro alternados.

Al dejarlo caer dentro del mar llega un momento en que la turbiedad del agua impide que se le vea y la profundidad a la que esto sucede es proporcional a la cantidad de algas microscópicas presentes y que componen el llamado fitoplancton.

Es la primera vez que se han reunido los datos recopilados a los largo de más de cien años para estudiar la evolución de los niveles de fitoplancton de los océanos terrestres. En total se han tenido en cuenta 500.000 observaciones realizadas en ese periodo de tiempo.

El fitoplancton está compuesto por pequeñas algas fotosintéticas, constituyen el primer eslabón de la cadena trófica y, por tanto, son un buen indicador de la salud de los océanos. El fitoplancton proporciona comida básicamente a casi todas las demás criaturas del océano y a aquellas que se alimentan en él, como el ser humano.

Sin fitoplancton no habría atunes, ni bacalao, ni langostas, ni otras especies de las que nos alimentamos. Por consiguiente su declive tiene una especial incidencia negativa en las reservas pesqueras, además de afectar a todas las demás criaturas de los océanos.

Los investigadores implicados en este estudio descubrieron que el fitoplancton ha estado disminuyendo a un ritmo de un 1% anual en los últimos 110 años (naturalmente 1% de lo que queda del año anterior).

Aunque no parezca que es mucho, haciendo números se llega a la conclusión de que ahora hay un 40% menos de fitoplancton que en 1950. Este declive se ha producido en 8 de las 10 regiones oceánicas estudiadas.

Ya se sospechaba que esto estaba sucediendo gracias a las observaciones de satélite, que han medido la concentración de clorofila durante los últimos 30 años. Pero no se sabía si era una tendencia a largo plazo o una fluctuación temporal. Con este resultado se confirma la fatal tendencia.

Los dos objetivos principales de este estudio eran examinar la tendencia en los niveles de fitoplancton a lo largo del tiempo y determinar qué puede está controlando estos niveles.

Las conclusiones preliminares sugieren que el aumento de la temperatura de los océanos puede que sea lo que esté detrás de este declive.

Los investigadores pudieron observar que las áreas donde más ha aumentado la temperatura es donde más ha declinado el fitoplancton. Según aumenta la temperatura del mar disminuyen los nutrientes disueltos en el agua y esto limita la proliferación del fitoplancton.

Según Boyce, como no se comprende muy bien el efecto que este declive pueda tener, hay que realizar más estudios. Según él hacer lo que sea para que disminuya la temperatura de los océanos puede ser un buen comienzo.

Si la tendencia continua declinará toda la cadena alimenticia de los océanos y además aumentará el efecto invernadero, porque gran parte del dióxido de carbono que ahora es fijado por el fitoplancton no lo será en el futuro. Los océanos absorben un 40% de las emisiones de dióxido de carbono antropogénico.

El fitoplancton absorbe dióxido de carbono y emite oxígeno gracias a la fotosíntesis, parte de este carbono pasa a la cadena alimenticia y parte termina en el fondo oceánico. Sin estas algas microscópicas se acumulará aún más dióxido de carbono en la atmósfera.

Todo esto quiere decir que se ha encontrado otro ciclo de retroalimentación positivo que acelera el cambio climático.

Los efectos quizás ya se estén notando. Desde hace varios años se viene informando de la disminución de especies marinas en todo el mundo. También se sabe que el coral está desapareciendo en todos los mares a causa de la actividad humana y que en los arrecifes de coral viven multitud de especies que desaparecen cuando muere el coral.

Sobre tierra firme no solamente están amenazadas las especies que llegan a los titulares de los periódicos sino muchas otras especies de pequeño tamaño como insectos, mariposas, hongos…

Es decir, estamos presenciando la sexta gran extinción sobre este planeta, esta vez causada por nosotros. Tenemos asientos de primera fila para el fin del mundo tal y como lo conocemos y la película ya ha empezado.

Toda la vida creyendo que el fin del mundo sería de un día para otro y resulta que ya está sucediendo, lenta pero inexorablemente. Es menos cinematográfico, pero es real.

Fuente: Nature

Nota: En biología marina y limnología se llama fitoplancton al conjunto de los organismos acuáticos autótrofos del plancton, que tienen capacidad fotosintética y que viven dispersos en el agua. El nombre proviene de los términos griegos, φύτον (phyton, "planta") and πλαγκτος ("plánktos", "vagabundo" o "el que va dando tumbos").
Wikipedia.