Seguidores

Agrégame como amigo

NUEVA PÁGINA


viernes, 16 de julio de 2010

LA FELICIDAD Y LA TRISTEZA SE CONTAGIAN COMO UN VIRUS

Estudios demuestran que algunas emociones se contagian de forma viral, análoga a las enfermedades infecciosas; existe una especie de interdependencia emocional entre los seres humanos que hace pensar que nuestra influencia se da por métodos que hasta el momento escapan a la ciencia.


Los patrones con los que se esparce la felicidad y la tristeza muestran que estas emociones circulan análogamente a los modelos epidemólogicos de una enfermedad.

Existe una verdad literal en la creencia de que la felicidad y la tristeza se contagian. Esto nos lleva a pensar que no sólo somos seres miméticos, sino también, meméticos.

Los estudios del proyecto Framingham Heart Study, que desde 1948 se dedica a recopilar data médica y social entre los habitantes de Framingham Massachusetts, muestra por primera vez mediciones de este contagio en la forma de las enfermedades infecciosas tradicionales.

Análisis anteriores encontraron que una variedad de hábitos y sentimientos como la soledad, el tabaquismo, la obesidad, también parecen contagiarse.

En el estudio realizado por la biofísica de Havard, Allison Hill, se compararon los patrones de las relaciones y las emociones con los generados con el modelo para registar el síndrome respiratorio agudo (SARS en inglés) y otras enfermedades contagiosas.

Descontaron emociones espontáneas o inmediatamente compartidas -amigos o familiares padeciendo una experiencia en común- , enfocándose en cambios emocionales que surgieron a partir de cambios en otros.

En el esparcimiento de la felicidad, los investigadores notaron cúmulos de personas "infectadas" y "no-infectadas", un patrón considerado distintivo de los procesos infeccioso:s "Para la felicidad, la formación de cúmulos es lo que esperas de los promedios de contagio. Mientras la tristeza forma cúmulos mucho más grandes de lo esperado", dijo Hill.

La felicidad probó ser menos social que la tristeza. Cada amigo feliz incrementó el porcentaje de un individuo de felicidad personal en un 11%, mientras solamente se necesitaron dos amigos tristes para duplicar la posibilidad de que alguien se vuelva infeliz.

Al igual que con la gripe, entre más amigos con gripe más posibilidad se tiene de contraer la gripe. Pero una vez que tienes gripe, el tiempo que tardas en mejorarte no depende de tu cantidad de contactos. Lo mismo es cierto de la felicidad y la tristeza.

Estos hallazgos proveen parámetros de ritmos de transmisión y dinámicas de redes entre personas. El estudio no explica por qué mecanismos se contagian estas emociones; esto ciertamente es lo más interesante.

Es posible que el contagio se realice a través de memes, genes culturales, desde ideas, palabras, conceptos de vida, información escuchada o hasta leída.

La información es programación. Por otra parte sería interesante estudiar si existe una especie de bioenergía de un estado emocional, algo que las personas que dicen ver el aura sostienen, el cual podría interactuar con el estado bioenergético de otro individuo con el que se tiene contacto.

La intuición humana nos dice que una cara feliz, una voz animada, una sonrisa o el tacto amigable nos afectan de una manera positiva; esto es algo que experimentamos cotidianamente, pero, acaso ¿el qué suceda esto no comprueba un tipo de sutil transmisión energética? O ¿es simplemente un conjunto de factores que engañan a nuestro cerebro a sentirse de tal forma, una influencia psicológica que el sujeto piensa que obtiene del mundo exterior pero que en realidad es el mismo que se proyecta?

PLANTAS EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

Miles de plantas aún por descubrir se enfrentan a la extinción, muchas más de las que previamente se pensaba.


Enfrentadas a la amenaza de la pérdida de hábitat y al cambio climático, miles de raras especies de plantas con flores pueden terminar extintas a lo largo de todo el mundo incluso antes de que sean descubiertas.

Esto es al menos lo que se describe en un artículo publicado en Proceedings of the Royal Society B por un grupo de investigadores británicos y norteamericanos.

Según Lucas Joppa, del Microsoft Research en Cambridge (RU), los expertos del campo han estimado que puede haber entre 5 y 50 millones de especies, pero que sólo se han descubierto 2 millones hasta el momento.


Según este investigador, usando un método novedoso, él y sus colaboradores han estimado que el total de especies de angiospermas y calculado cuántas quedan por descubrir.

Se basaron en los datos disponibles o line de la lista mundial de familias de plantas seleccionadas del Real Jardín Botánico en Kew. Han calculado que hay entre un 10% y un 20% más de plantas con flores aún por descubrir de lo que se pensaba anteriormente.

Según Joppa, esto tiene unas implicaciones enormes desde el punto de vista de la conservación, sobre todo porque muchas de las especies aún por descubrir serán extremadamente raras y estarán amenazadas.

Según David Roberts, de la Universidad de Kent, la nueva estimación puede usarse para inferir la proporción de todas las especies amenazadas.

Si se toma el número de especies que se sabe que ya están amenazadas y se tiene en cuenta las que están por descubrir, estos investigadores pueden estimar que entre un 27% a un 33% de todas las especies de angiospermas existentes están amenazadas de extinción.

Según Joppa, este porcentaje refleja el impacto global de factores como la pérdida de hábitat, que además puede aumentar si se consideran otras amenazas como en cambio climático.

Según Stuart Pimm, el momento no puede ser más perfecto. El año 2010 es el año internacional para la biodiversidad. Han escrito un artículo que ayuda a responder una pregunta obvia: ¿Cuánta diversidad hay ahí afuera, y cuántas especies se perderán antes de que sean descubiertas?

Para terminar y compensar la fría descripción anterior, sólo recordar que cada especie es irrepetible por siempre y para siempre, y que la extinción es definitiva. Cada especie que desaparece es irrecuperable.

Una especie no solamente es una fuente de conocimiento científico, ya que puede que quizás guarde la respuesta a algunas de las preguntas que el ser humano se plantea, sino que además puede contener la cura para alguna enfermedad.

Cada especie es una carta en el castillo naipes del ecosistema. Jugar a ir quitando cartas y esperar que el castillo no se derrumbe (llevándonos a nosotros con él) es de ilusos egoístas.

Por desgracia, el ser humano aún no ha desarrollado una moral universal hacia otras especies diferentes a la suya. Creemos que somos dueños del planeta, cuando en realidad sólo somos parte de él.

Una sociedad putrefacta, una psicología egoísta y una personalidad acomplejada están produciendo un sistema económico en crecimiento exponencial, algo que está llevando a la explotación máxima de todo lo que nos rodea (incluyendo las propias personas).

Una riqueza biológica almacenada durante millones de años se perderá para siempre en sólo unas décadas. El resultado será la perdida irremediable de belleza y el empobrecimiento económico, moral e intelectual de una especie humana tan numerosa que merece su propia extinción.