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martes, 22 de febrero de 2011

Charlar con delfines es el mejor entrenamiento para un futuro diálogo con extraterrestres

Tal vez la mejor preparación para un eventual diálogo con extraterrestres sea primero tratar de entender el lenguaje de otras creaturas inteligentes con las que compartimos el planeta, por ejemplo, los delfines.
La regla por excelencia para ejercer una correcta diplomacia es el diálogo, la interacción en donde se comparte información a partir de un lenguaje en común.

Y parece que aquel mítico momento en que los humanos interactuaremos abiertamente con los extraterrestres es algo inminente -si bien nadie tiene la certeza de cuando sucederá.

Pero si la humanidad llegará finalmente a esa fiesta de seres extraplanetarios ¿Sabría cómo comportarse? Lo más probable es que no, empezando por la poca familiarización que hemos desarrollado con lenguajes no humanos.

Recientemente el Telescopio Espacial Kepler anunció que estamos entrando a una nueva bonanza multiplanetaria.

Se ha confirmado que compartimos universo con decenas (tal vez millones) de sistemas solares que muy probablemente incluyen planetas capaces de albergar distintas formas de vida.

Tomando en cuenta esto parece pertinente irnos preparando para el diálogo con extraterrestres y al parecer una de las mejores maneras de ejercitarnos es charlar con delfines.

En el Wild Dolphin Project, con sede en Júpiter, Florida, parecen estar de acuerdo con esta hipótesis lingüística e investigadores de distintas partes del mundo acuden a este centro para entrenarse con miras a un futuro contacto.

La bióloga conductista Denise Herzing comenzó estudiando delfines delfines fuera de cautiverio en las Bahamas hace dos décadas.

Y con el tiempo notó que los delfines curiosamente buscan la compañía humana. “Pensamos ‘es fascinante, vamos a ver si podemos llevarlo más lejos’” afirma Herzing. “Muchos estudios se comunican con los delfines, especialmente en cautiverio, utilizando un pescado como recompensa. Pero es raro pedir a los delfines que se comuniquen con nosotros” agrega.

Históricamente el delfín es un animal que ha maravillado a la ciencia por sus distintivas inteligencia y sensibilidad. Los delfines tienen sofisticados cerebros con un notable desarrollo en las regiones donde se gestan las más complejas habilidades mentales entre los humanos.

Además, mantienen una elaborada estructura social: forman alianzas, distribuyen las labores dentro del grupo, e incluso desempeñan personalidades particulares.

Se han realizado experimentos enfrentando a delfines con espejos y los estudios concluyen que los delfines se reconocen pues tienen conciencia del “yo”.

Todas estas cualidades de los delfines se traducen en un sorprendente potencial cognitivo, Cuando reciben entrenamiento demuestran una particular facilidad para entender el lenguaje.

Al parecer los delfines pueden acceder al cotizado mundo de la sintaxis. Ello se demostró a partir del trabajo de Louis Herman, quien junto con su equipo en el Dolphin Institute in Hawaii entrenó a delfines a reconocer cientos de palabras por medio de símbolos y confirmó que podían entender la diferencia entre enunciados imperativos, declarativos, e interrogativos, así como el hecho de que si el orden de las palabras dentro de un enunciado varía, también cambia su significado.

Desde hace más de una década el instituto SETI (Search for Extraterrestrial Inteligence) se ha dedicado a monitorear posibles formas de comunicación o mensajes codificados transmitiéndose en el espacio exterior.

Laurance Doyle, una investigadora de este centro, ha llevado a cabo estudios sobre la comunicación entre animales buscando prepararse para un eventual contacto con extraterrestres.

Para ello Doyle utiliza la teoría de la información, una rama de las matemáticas que estudia la estructura y relación de la información, para analizar señales de radio con la esperanza de detectar cuando estamos frente a una transmisión inteligente que esta emitiéndose fuera de nuestro planeta.

Gracias a los métodos de la Teoría de la Información, los investigadores del Instituto SETI pueden filtrar las masivas cantidades de data que reciben a través de ondas de radio, en busca de señales que sugieran una naturaleza lingüística o una comunicación inteligente.

Esta rama matemática les permite decodificar datos aparentemente aleatorios en estructuras binarias, gracias a lo cual hoy sabemos con certeza que en el caso de los delfines los adultos están enviando información concreta cuando silban pero no así los bebés, ya que estos simplemente balbucean hasta que maduran y aprenden el lenguaje de su especie.

O también se ha podido confirmar que las ballenas jorobadas se comunican respetando reglas de sintaxis y gramática. “Siempre durante las reuniones en SETI nos preguntamos ‘¿Estamos solos?’. Y no, no lo estamos, hay muchos animales que se comunican aquí mismo que no podemos entender.

Fuente: Pijamasurf

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