PARIS ha sido desarrollado por el ingeniero español Manuel Martin-Neira.
El sistema de satélites medirá la altura del océano y ayudará a lanzar alertas.
Con 10 satélites PARIS se podría monitorizar toda la Tierra.
Se detectaría la formación de tsunamis en cualquier lugar del mundo.
Permitiría avisar a la población con, al menos 30, minutos de antelación.
El sistema de satélites medirá la altura del océano y ayudará a lanzar alertas.
Con 10 satélites PARIS se podría monitorizar toda la Tierra.
Se detectaría la formación de tsunamis en cualquier lugar del mundo.
Permitiría avisar a la población con, al menos 30, minutos de antelación.
Las boyas instaladas en el fondo del mar y los sismógrafos son los únicos instrumentos que en la actualidad permiten alertar a la población con algunos minutos de antelación de la inminente llegada de un tsunami (habitualmente, la población tiene menos de una hora para ponerse a salvo).
Cuando los sismógrafos registran un terremoto submarino de magnitud superior a 6,5 en la escala de Richter hay riesgo de que se produzca un tsunami. Automáticamente se lanza una alerta aunque no existe la certeza de que vaya a llegar a la costa.
Sin embargo, en pocos años la tecnología espacial podría mejorar significativamente la predicción de estas devastadoras olas gigantes que han provocado una enorme catástrofe en Japón.
Un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) firmado por el ingeniero español Manuel Martín-Neira utiliza la tecnología de los satélites de observación de la Tierra para medir la altura de la superficie del océano.
Las aplicaciones son numerosas pero seguramente la más urgente es la de poder detectar con mayor antelación tsunamis.
El sistema PARIS está en fase de estudio pero podría ser una realidad en 2017 o 2018 si se cumple el calendario previsto para su lanzamiento.
El sistema desarrollado por este ingeniero de radiometría de microondas fue patentado a principios de los años 90 por la Agencia Espacial Europea, donde investiga. "En aquella época sólo estaba en órbita el sistema de navegación estadounidense GPS y el ruso GLONAS.
Conforme pasaron los años, otros países comenzaron a desarrollar sus sistemas de navegación por satélite", explica Manuel Martin-Neira a ELMUNDO.es en conversación telefónica desde Holanda, donde se encuentra el ESTEC ('European Space Research and Technology Centre'), el centro de la ESA en el que trabaja.
Aunque los ensayos de PARIS se realizarán con el sistema de navegación por satélite europeo GALILEO, PARIS podrá recibir las señales directas de toda la red mundial de satélites y calcular la altura de la superficie del mar.
Evolución de las olas en el océano
Cuando una ola de tsunami de desplaza por el océano, éste muestra una pequeña elevación. Por ejemplo, un tsunami en medio del océano puede tener una altura de 30 o 60 centímetros.
Cuando el océano es muy profundo, la ola tiene poca altura pero es muy ancha (puede tener 200 o 300 kilómetros) y viaja a una gran velocidad (unos 800 km. por hora).
A medida que la ola se acerca a la costa, su velocidad se va reduciendo conforme disminuye la profundidad.
Se va estrechando hasta convertirse en una ola de sólo 10 km. aproximadamente. Todo el agua se acumula en esta superficie, lo que provoca que aumente su altura, que puede tener entre 10 y 30 metros, lo que produce el efecto devastador en la costa.
"El objetivo es que un satélite PARIS pueda observar una franja del océano de 1.500 kilómetros en la que podamos captar esa perturbación.
Para lograr detectarlo con menos de 30 o 40 minutos de antelación necesitaríamos una constelación de satélites PARIS", explica el ingeniero. "Con 10 satélites PARIS se podría monitorizar todo la Tierra y alertar con 30 o 40 minutos de antelación", calcula.
Un sistema complementario
El sistema necesitaría que se procesaran los datos en la Tierra en tiempo real y un sistema de comunicaciones muy efectivo para que la alerta llegue a las poblaciones amenazadas. Martín-Neira considera que su sistema complementaría a los sismógrafos que detectan el terremoto y a las boyas instaladas en el fondo de mar para medir la presión.
Este sistema de sensores se instaló en Indonesia tras el devastador tsunami de 2004: "Requieren un cierto mantenimiento y es costoso". Por eso el objetivo es complementar varias tecnologías.
El tsunami de Japón del 11 de marzo llegó a la costa en menos de una hora porque en cuanto se produjo el terremoto se avisó a la población.
Sin embargo, hoy en día no hay un sistema de detección de tsunamis global: "Tras el tsunami japonés se alertó a todos los países del Pacífico sin tener información real sobre si, efectivamente, iba a producirse. Se previno por si acaso", señala el investigador.
Medir las corrientes oceánicas
El principal objetivo de PARIS es medir la superficie del mar, unos cálculos que, además de ayudar a paliar los efectos de los tsunamis, estudiará las corrientes del océano y ayudaran comprender mejor la dinámica océanica, es decir, cómo circula el agua, unos datos que mejorarían la información que en la actualidad ofrecen los altímetros.
Además, aportaría medidas interesantes sobre la vegetación, el nivel de agua de los ríos o el grosor de las capas de hielo.
El satélite que se construya para llevar a cabo las pruebas recibirá las señales de navegación transmitidas por un satélite GALILEO Y GPS. El satélite PARIS volará en una órbita más baja.
"Dará vueltas y medirá toda la Tierra (tardará 100 minutos en dar una vuelta completa, de forma que al día haría 14 barridos. Esta frecuencia permitiría detectar un tsunami en cualquier lugar del mundo con al menos 30 minutos de antelación.
No tiene por qué ser un esfuerzo de una agencia espacial única: "Tanto la NASA como la agencia espacial china se han mostrado interesados en el concepto PARIS.
El mayor reto ahora es recaudar fondos de los países miembros de la ESA para poder materializar el proyecto. "Nuestro objetivo es que cueste menos de 50 millones de euros", señala Martín-Neira.
Martín-Neira es también el ingeniero responsable del hasta ahora exitoso sistema MIRAS, que se lanzó al espacio a finales de 2009 en el marco de la misión SMOS. Recopila datos sobre la humedad del suelo y la salinidad del océano, unas mediciones que ayudan a los científicos a prever y a realizar seguimientos de inundaciones y sequías.
El instrumento fue utilizado, por ejemplo, durante las graves inundaciones de Pakistán del pasado verano y las recientes lluvias torrenciales en Australia y Nueva Zelanda.
"Con el avance tecnológico que tenemos en nuestras manos es posible mejorar la prevención de tsunamis y la alerta temprana. Espero que en el futuro la industria aeroespacial pueda contribuir a ello".
Cuando los sismógrafos registran un terremoto submarino de magnitud superior a 6,5 en la escala de Richter hay riesgo de que se produzca un tsunami. Automáticamente se lanza una alerta aunque no existe la certeza de que vaya a llegar a la costa.
Sin embargo, en pocos años la tecnología espacial podría mejorar significativamente la predicción de estas devastadoras olas gigantes que han provocado una enorme catástrofe en Japón.
Un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) firmado por el ingeniero español Manuel Martín-Neira utiliza la tecnología de los satélites de observación de la Tierra para medir la altura de la superficie del océano.
Las aplicaciones son numerosas pero seguramente la más urgente es la de poder detectar con mayor antelación tsunamis.
El sistema PARIS está en fase de estudio pero podría ser una realidad en 2017 o 2018 si se cumple el calendario previsto para su lanzamiento.
El sistema desarrollado por este ingeniero de radiometría de microondas fue patentado a principios de los años 90 por la Agencia Espacial Europea, donde investiga. "En aquella época sólo estaba en órbita el sistema de navegación estadounidense GPS y el ruso GLONAS.
Conforme pasaron los años, otros países comenzaron a desarrollar sus sistemas de navegación por satélite", explica Manuel Martin-Neira a ELMUNDO.es en conversación telefónica desde Holanda, donde se encuentra el ESTEC ('European Space Research and Technology Centre'), el centro de la ESA en el que trabaja.
Aunque los ensayos de PARIS se realizarán con el sistema de navegación por satélite europeo GALILEO, PARIS podrá recibir las señales directas de toda la red mundial de satélites y calcular la altura de la superficie del mar.
Evolución de las olas en el océano
Cuando una ola de tsunami de desplaza por el océano, éste muestra una pequeña elevación. Por ejemplo, un tsunami en medio del océano puede tener una altura de 30 o 60 centímetros.
Cuando el océano es muy profundo, la ola tiene poca altura pero es muy ancha (puede tener 200 o 300 kilómetros) y viaja a una gran velocidad (unos 800 km. por hora).
A medida que la ola se acerca a la costa, su velocidad se va reduciendo conforme disminuye la profundidad.
Se va estrechando hasta convertirse en una ola de sólo 10 km. aproximadamente. Todo el agua se acumula en esta superficie, lo que provoca que aumente su altura, que puede tener entre 10 y 30 metros, lo que produce el efecto devastador en la costa.
"El objetivo es que un satélite PARIS pueda observar una franja del océano de 1.500 kilómetros en la que podamos captar esa perturbación.
Para lograr detectarlo con menos de 30 o 40 minutos de antelación necesitaríamos una constelación de satélites PARIS", explica el ingeniero. "Con 10 satélites PARIS se podría monitorizar todo la Tierra y alertar con 30 o 40 minutos de antelación", calcula.
Un sistema complementario
El sistema necesitaría que se procesaran los datos en la Tierra en tiempo real y un sistema de comunicaciones muy efectivo para que la alerta llegue a las poblaciones amenazadas. Martín-Neira considera que su sistema complementaría a los sismógrafos que detectan el terremoto y a las boyas instaladas en el fondo de mar para medir la presión.
Este sistema de sensores se instaló en Indonesia tras el devastador tsunami de 2004: "Requieren un cierto mantenimiento y es costoso". Por eso el objetivo es complementar varias tecnologías.
El tsunami de Japón del 11 de marzo llegó a la costa en menos de una hora porque en cuanto se produjo el terremoto se avisó a la población.
Sin embargo, hoy en día no hay un sistema de detección de tsunamis global: "Tras el tsunami japonés se alertó a todos los países del Pacífico sin tener información real sobre si, efectivamente, iba a producirse. Se previno por si acaso", señala el investigador.
Medir las corrientes oceánicas
El principal objetivo de PARIS es medir la superficie del mar, unos cálculos que, además de ayudar a paliar los efectos de los tsunamis, estudiará las corrientes del océano y ayudaran comprender mejor la dinámica océanica, es decir, cómo circula el agua, unos datos que mejorarían la información que en la actualidad ofrecen los altímetros.
Además, aportaría medidas interesantes sobre la vegetación, el nivel de agua de los ríos o el grosor de las capas de hielo.
El satélite que se construya para llevar a cabo las pruebas recibirá las señales de navegación transmitidas por un satélite GALILEO Y GPS. El satélite PARIS volará en una órbita más baja.
"Dará vueltas y medirá toda la Tierra (tardará 100 minutos en dar una vuelta completa, de forma que al día haría 14 barridos. Esta frecuencia permitiría detectar un tsunami en cualquier lugar del mundo con al menos 30 minutos de antelación.
No tiene por qué ser un esfuerzo de una agencia espacial única: "Tanto la NASA como la agencia espacial china se han mostrado interesados en el concepto PARIS.
El mayor reto ahora es recaudar fondos de los países miembros de la ESA para poder materializar el proyecto. "Nuestro objetivo es que cueste menos de 50 millones de euros", señala Martín-Neira.
Martín-Neira es también el ingeniero responsable del hasta ahora exitoso sistema MIRAS, que se lanzó al espacio a finales de 2009 en el marco de la misión SMOS. Recopila datos sobre la humedad del suelo y la salinidad del océano, unas mediciones que ayudan a los científicos a prever y a realizar seguimientos de inundaciones y sequías.
El instrumento fue utilizado, por ejemplo, durante las graves inundaciones de Pakistán del pasado verano y las recientes lluvias torrenciales en Australia y Nueva Zelanda.
"Con el avance tecnológico que tenemos en nuestras manos es posible mejorar la prevención de tsunamis y la alerta temprana. Espero que en el futuro la industria aeroespacial pueda contribuir a ello".
Fuente: ElMundo
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