La agencia anti-drogas de Estados Unidos ahora desempeña un marcado papel de inteligencia y maneja información muy delicada en los países donde supuestamente combate al narcotráfico.
Durante las últimas décadas el discurso anti narcóticos de Estados Unidos le ha llevado a ofrecer su ayuda, y eventualmente infiltrar, múltiples países alrededor del mundo con el pretexto de asistir a gobiernos locales en su lucha contra la producción y el tráfico de drogas.
Lo anterior resulta objetivamente paradójico si se toma en cuenta que el principal destino de la producción de estupefacientes es el propio territorio estadounidense, y eso sin tomar en cuenta las múltiples versiones que señalan que el gobierno de este país a fin de cuentas se beneficia financieramente del narcotráfico.
De acuerdo con algunos de los cables diplomáticos filtrados recientemente por WikiLeaks, y analizados por el New York Times, la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA (Drug Enforcement Administration) ha adquirido tal poder operativo a nivel global que en años recientes ha adoptado paralelamente el rol de un organismo de información de inteligencia, que recopila datos confidenciales sobre los gobiernos y las economías de los países donde opera.
Con 87 oficinas ubicadas en 63 países, la DEA ha desarrollado estrechas relaciones con gobiernos, incluidos aquellos que rechazan cooperar con la CIA.
Debido a esto la DEA actualmente funge como una rama extra diplomática del gobierno de Estados Unidos y a la vez maneja información altamente confidencial, ya que el narcotráfico esta naturalmente involucrado con algunos de actividades económicas y políticas de decenas de países.
En los cables publicados por WikiLeaks se proyectan algunas situaciones particulares que ponen en evidencia esta nueva faceta de la DEA como una organización de operación política a nivel mundial.
Entre algunos de los más notorios se encuentra una solicitud directa del presidente panameño para que esta agencia realizará labores de espionaje telefónico, o una investigación anti drogas en Guinea que determinó que el mayor traficante del país era el hijo del mandatario de este país y que en los decomisos masivos se intercambiaba la materia original por algún sustituto antes de ser incinerado.
Este tipo de eventos han hecho de la DEA una poderosa agencia de mediación en las relaciones internacionales.
Y a fin de cuentas cada uno de estos sucesos representa valiosa información que la agencia eventualmente filtra al gobierno de Estados Unidos para ser aprovechada de diversas maneras.
Desde una perspectiva panorámica la información contenida en esta serie de cables confirma el hecho de que la DEA más allá de buscar genuinamente combatir un mercado multimillonario del que a fin de cuentas se beneficia el propio gobierno estadounidense, realmente funciona como un brazo operativo para reforzar sombrías agendas que Estados Unidos diseña dentro de sus relaciones internacionales.
Fuente: pijamasurf
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