Debido a la mecánica celeste, a los océanos y a los resultados de la gravedad, La Luna se desplaza cada vez más lejos de la Tierra y en unos años no podremos disfrutar de esos eventos tan magníficos. Aunque para cuando esto se produzca, dudamos mucho que quede alguien en la Tierra para echarlo de menos.
Los océanos tienen la culpa del alejamiento.
Los astrónomos han demostrado, mediante láseres reflejados en unos espejos que plantaron en la Luna los tripulantes de la nave Apolo, que nuestro satélite se aleja de la Tierra a razón de unos 4 centímetros por año.
Este desplazamiento se debe a la fricción de las mareas que ejerce la Luna sobre la Tierra, que ralentiza la rotación de nuestro planeta y empuja al satélite lejos de nosotros para compensar la pérdida de momento angular.
Como la Luna es más pequeña y menos masiva que la Tierra, la atracción Lunar no es muy fuerte, pero lo suficiente como para atraer la parte líquida de la superficie de la Tierra: los océanos.
Cada vez que la Luna pasa encima de un océano la marea sube un poco y esto, aunque no es mucho, es suficiente para cambiar ligeramente la posición absoluta del centro de masa de la Tierra respecto al de la Luna.
Como consecuencia, la Luna se aleja un poco (mucho menos de un milímetro) en cada ocasión que esto sucede. Luego la Tierra gira otro poco y la Luna queda encima de un continente.
La marea baja y el centro de masa de la Tierra recupera su posición inicial. Pero como la gravedad de la Luna no es tan fuerte como para atraer los continentes (sólo los océanos), ya no puede regresar a su posición original y se queda en esa nueva órbita, ligeramente más lejos que en la vuelta anterior.
El acúmulo de esos tiempos es lo que arroja la cifra de unos 4 centímetros de alejamiento al año.
El Sol puede que actúe antes y nos evite el mal trago de no poder ver eclipses.
Llegará incluso el día en que se encuentre tan lejano que su disco no pueda tapar el círculo solar como hasta ahora, convirtiendo los días en noches extrañas y permitiéndonos disfrutar de un evento astronómico tan peculiar como atractivo. La buena noticia es que nosotros no lo veremos.
Según los cálculos, y presuponiendo que las actuales magnitudes del Sol, la Luna y nuestra órbita se mantengan, a la velocidad de alejamiento actual, dejaremos de ver la Luna tapando totalmente al astro rey en unos 420 millones de años.
En los 40 años que llevan los científicos midiendo el desplazamiento, la luna se ha alejado ya más de un metro de nosotros.
De todos modos, el astrónomo Duncan Steel afirma que esta estimación es muy variable, tanto que es posible que algunos presupuestos sean erróneos.
Por ejemplo, el diámetro del Sol bien podría modificarse de manera importante en 400 millones de años como resultado de haber consumido una proporción importante de combustible del núcleo.
Y si eso sucede, mucho nos tenemos que a nuestras futuras generaciones no les importará un pimiento ver los eclipses de Sol.
Muchos años antes, andarán ocupados en organizar un escape a las estrellas para evitar acabar carbonizados.
Fuente: NeoTeo
No hay comentarios:
Publicar un comentario