Der Spiegel presenta un polémico análisis sobre la exploración petrolera en aguas profundas, elevando aún más la preocupación sobre los potenciales costos ambientales que generaría esta práctica.
El semanario alemán, Der Spiegel, nos presenta un profundo análisis sobre los dilemas de la exploración petrolera en aguas profundas, los riesgos que conlleva y la posición de las grandes compañías petrolera frente al derrame de crudo en el Golfo de México.
Investigación realizada por Christian Wüst y Cordula Meyer.
La semana pasada los administradores de industria petrolera internacional se reunieron en una cena de gala en Londres después de haber exigido, unos días antes, al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, una suspensión de la moratoria de seis meses en la perforación petrolera en aguas profundas declarada por Obama.
Steven Newman, cabeza de la empresa Transocean, cuya plataforma explotó en el Golfo de México el pasado 20 de abril, se decía preocupado, pero no por los aproximadamente nueve millones de litros de crudo que se han vertido en el golfo, sino por el efecto de la moratoria en la industria.
Los colegas de Newman consideran que la posición de la administración Obama es una peligrosa sobre-reacción. El jefe de staff de la BP, Steve Westwell ,considera que “el mundo necesita el petróleo y la energía que vendrá del desarrollo de la producción en aguas profundas”.
¿Pero existe acaso un reconsideración sobre la dependencia humana en el petróleo? No, ninguna. Las grandes empresas de energía basan su negocio en la avaricia humanan por el petróleo.
De hecho, el gobernador republicano de Mississippi, Hayley Barbour, considera que la moratoria del presidente Obama es aún peor que la fuga en el Golfo. Muchos en Estados Unidos lo piensan así.
Fuera de los Estados Unidos también muchos piensan de la misma manera. El miércoles pasado Noruega concedió licencias para la exploración petrolera en 94 sectores en el Mar del Norte.
Un día antes, los accionistas de Petrobras aprobaron un bono con una oferta accionaria de 83 millones de dólares para la exploración en aguas profundas en las costas de Rio de Janeiro.
En las costas de Newfoundland, en Canadá, Chevron esta comenzando a trabajar a profundidades de 2,600 metros abajo de la superficie del océano, mil metros más profundo que el pozo Deepwater Horizon.
La exploración en aguas profundas seguramente continuará pues es ahí en donde se encuentran las nuevas fuetes de petróleo. En 2002 sólo el 3% de la producción mundial de petróleo se originaba en las profundidades de los océanos, en dos años esta fracción se va a incrementar hasta el 10%.
La industria petrolera ve un gran futuro en tres zonas del Atlántico conocidas como el “triángulo de oro” : el Golfo de México, Brasil y la costas del oeste de África.
Sin embargo, la exploración en aguas profundas presenta retos que pueden considerarse aún más difíciles de sortear que un viaje a la luna. De acuerdo con Peter Linke del la Unidad de Investigación de Geo-sistemas Marinos del Instituto Leibniz en Ciencias Marinas, la presión que se vive unos pocos miles de metros en el mar es tan grande que es como “estacionar un auto en una cabeza de alfiler” .
La hidráulica a esas profundidades es muy compleja. El agua es muy fría, unos 2 grados Celsius. A esas temperaturas el gas que esta presente en todos los campos de petróleo forma hidratos, como también cristales de hielo que pueden bloquear los ductos de petróleo.
Los ingenieros no sólo se enfrentan a la presión del agua sino también a los retos de la excavación a través de múltiples capas de roca. La distancia entre la plataforma a la fuente del crudo es la como la distancia entre un avión y la tierra. Los tubos de acero son fácilmente retorcidos.
La excavación se hace utilizando barrenas con diamante o piezas de tungsteno en contra la roca. Sin embargo, en el “Triángulo de Oro” muchas veces el petróleo se encuentra bajo kilómetros de capas de sal.
Esto impide el uso de la tecnología sísmica que se utiliza para encontrar petróleo lo que hace que los ingenieros excaven a ciegas. Hacer esto es muy peligroso ya que no se puede calcular la presión del crudo dentro de la cámara.
Es fundamental poder controlar la presión de salida del crudo y esto se hace mediante la inyección de lodo y agua, de no hacerlo el pozo puede salir fuera de control.
Otro problema es que el suelo en esas zonas es joven por lo tanto contiene muchas burbujas de gas, Si una de las barrenas toca una de estas burbujas se pueden generar una explosión. Se calcula que uno de cuatro pozos explorados no se deben de operar por ser inseguros.
La industria petrolera esta preparada por mejorar sus controles de seguridad. Seguramente duplicaran los controles por si una primera fase falla, como lo hacen en las instalaciones nucleares. Pero esto no impedirá fallas futuras.
La firma brasileña Petrobras ha incrementado su producción de manera agresiva. Un cuarto de su producción proviene de aguas profundas.
A finales de 2007 los ingenieros de Petrobras descubrieron reservas en las costa de Rio de Janeiro de alrededor de 8 mil millones de barriles de crudo, para Brasil es la posibilidad de entrada a la liga de las naciones industrializadas.
Lula da Silva a llamado esto hallazgos como una “regalo de Dios”, a pesar de que se encuentran a dos kilómetros de la superficie del mar, a dos kilómetros de sal y tres kilometro de sedimentos, es decir a 7 mil metros.
El potencial es igual en las costas de Angola y Ghana. También las compañías petroleras están haciendo exploración en el Ártico, donde hay reservas masivas de gas y crudo dentro de este frágil ecosistema.
Todo esto ocurre mientras el crudo se derrama en el Golfo. De acuerdo con científicos, las cosas pueden empeorar. Hay preocupación de que en los intentos por controlar el derrame se hayan afectado las tuberías en la base de la fuga, lo que, en el peor de los escenarios, haría que el petróleo saliera del mismo lecho marino.
El plan de emergencia que hay planteado BP indica que la empresa ha considerado escenarios pavorosos.
El plan considera la protección de morsas, si bien no las hay en esa zona. BP también ha considerado llamar a Peter Lutz, biólogo experto de Boca Ratón, en caso de una catástrofe, lo malo es BP no se enteró que Lutz murió hace cinco años de cáncer.
Fuente: SPIEGEL
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