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lunes, 22 de noviembre de 2010

Una micronave de la NASA pone a prueba la vida en el espacio

Del tamaño de una barra de pan, Oreos transporta microbios comunes y elementos esenciales para la vida a 640 kilómetros sobre la Tierra.
La NASA ha lanzado al espacio un pequeño satélite del tamaño de una barra de pan que podría ayudar a responder algunas de las preguntas fundamentales sobre el origen, la evolución y distribución de la vida en el Universo.

El nanosatélite, conocido como O/Oreos (siglas de Organism/Organic Exposure to Orbital Stresses) fue disparado el viernes desde la Isla de Kodiak, en Alaska, a bordo del cohete de cuatro etapas Minotaur IV de la Fuerza Aérea de EE.UU. (Puedes ver el vídeo del lanzamiento unas líneas más abajo).

El ingenio transporta microbios y elementos esenciales para la vida que serán expuestos a las durísimas condiciones del espacio. El objetivo: comprobar la capacidad de supervivencia de los primeros y seguir la evolución de los «ladrillos» orgánicos. Su resistencia puede tener importantes implicaciones.

En órbita a unos 643 kilómetros sobre la Tierra, O/Oreos es especialmente pequeño. Pesa unos 5,5 kilos y es el primer satélite autónomo de la NASA de estas características capaz de realizar dos experimentos científicos independientes.

Su trabajo consistirá en poner a prueba formas de vida fuera de la órbita terrestre, una labor alternativa a las investigaciones en el campo de la astrobiología que ya se realizan en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) o en los transbordadores espaciales.

Tan solo unas horas después del lanzamiento, una orden de la estación de tierra ubicada en Santa Clara, California, pidió a la micronave que comenzará a llevar a cabo sus experimentos.

Y todo se puso en marcha. Los directores de la misión, los ingenieros y los científicos del proyecto recibirán datos diarios de las investigaciones de la pequeña sonda para su posterior análisis.

Los experimentos tendrán una duración de hasta seis meses, pero O/Oreos está programada para transmitir datos durante un año.

La nave probará la capacidad de dos tipos de microbios que se encuentran comúnmente en los estanques de sal en un estado seco y latente -Halorubrum chaoviatoris y Bacillus subtilis- para adaptarse al entorno espacial.

De esta forma, este experimento, denominado SESLO, proporcionará datos sobre el crecimiento, actividad y salud de los microorganismos mientras estén expuestos a condiciones extremas de radiación e ingravidez.

RADIACIÓN CÓSMICA

El segundo experimento, llamado SEVO, seguirá la evolución de cuatro clases de moléculas orgánicas distribuidas a través de nuestra galaxia, así como bloques de construcción de la vida.Estos compuestos será expuestos a la radiación ultravioleta (UV) y la radiación cósmica. Los científicos determinarán su estabilidad.

Como en anteriores misiones de pequeños satélites de la NASA, la Universidad de Santa Clara invita a los operadores radioaficionados de todo el mundo a sintonizar la transmisión del satélite. Los interesados pueden encontrar más información aquí.

Para los científicos, no se trata sólo de conocer cuánto resisten unos microbios en el espacio.

La posibilidad de que la vida viajara de planeta en planeta y llegara a la Tierra a través, por ejemplo, de un asteroide o de un cometa, ha captado la imaginación de la gente durante más de un siglo, pero son experimentos como estos los que pueden ayudan a sustentar, o no, esta teoría.

Fuente: ABC.es

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