Italianos construyen viviendas en Xul, Yucatán (México), con paredes reforzadas contra catástrofes; lugareños dicen que son para protegerse del final de los tiempos.
Una mujer tuvo una vez un sueño; un “ser de luz” le dijo que debía construir un nuevo lugar cerca de un pequeño poblado yucateco llamado Xul, sobre cerros, entre la selva, y en un punto cercano a Kiuic, un antiguo asentamiento maya.
En tanto, un nuevo asentamiento está siendo construido a 7 kilómetros de la villa denominada “Las Águilas”, con las mismas características.
RESISTENTES. Hay viviendas en forma ovalada y redonda; según testimonios de habitantes de Xul, cuentan hasta con 24 habitaciones.
Un sobrevuelo realizado por EL UNIVERSAL permitió confirmar y tomar testimonios gráficos de la miniciudad denominada Las Águilas, que construye desde hace dos años un grupo de italianos que adquirieron 816 hectáreas de selva baja, montes y pequeños cerros de esta zona maya, en donde según las leyendas de los ancestros, el nombre de Xul significa “el final”.
Se constató que aún hay trabajadores que siguen descargando materiales pétreos y otros enseres para la consolidación de este núcleo habitacional, cuya característica es que las 22 viviendas que ahí se levantan tienen bloques y materiales de concreto de unos 60 centímetros de grueso que las hacen resistentes a temperaturas de hasta 50 grados centígrados, fuego y grandes inundaciones.
En medio de dos pequeños cerros, de los pocos que existen en la geografía yucateca y que están en el sur del estado, aproximadamente a 110 kilómetros de Mérida entre las comisarías de Xul y Xconbenhaltún, se edifica el núcleo habitacional de los italianos, algunos de los cuales, según reportes iniciales del Instituto Nacional de Migración (INM), se han nacionalizado como mexicanos.
De acuerdo con testimonios de los habitantes de Xul, la idea de los italianos es edificar una zona que represente protección para ellos y sus familias ante posibles “tiempos difíciles” y adversidades que habrán de vivirse; incluso, mencionan, pretenden sobrevivir a una catástrofe del “fin del mundo” que podría ser, según la profecía maya, en 2012.
La arquitecta del proyecto, Karina Pérez Valle, rechazó que la construcción de los italianos sea pensando en que se va a acabar el mundo, pero sí en función de que “vendrán tiempos difíciles y muchos inconvenientes climatológicos”.
La miniciudad, como ya muchos conocen a Las Águilas, está ubicada a tres kilómetros de Xul y entre la zona de Kiuic en donde hay varios monumentos mayas.
En el recorrido se constató que hay unas 22 casas, una de ellas de dos plantas y otra más redonda.
Según los testimonios, cuentan hasta con 24 habitaciones. De las viviendas, 15 son ovaladas. Todas fueron edificadas con concreto y llantas empotradas que permiten aislar las temperaturas extremas. Tienen pequeñas ventanas reforzadas y grandes recipientes de agua.
En la propiedad de los italianos se observa una laguna artificial y un monumento, así como bodegas y zonas de cultivos típicos y regionales ya que —se asegura— los habitantes buscan tener los medios alimenticios para su subsistencia en ese mismo lugar. También cuentan con un sistema de fotoceldas para obtener energía solar y pozos colectores y de distribución de agua.
En el sobrevuelo se confirmó lo dicho por el trabajador Alfonso Keb Centeno, quien relató a este periódico el martes pasado que los italianos edifican su ciudad con características específicas que les permitan protegerse de adversidades naturales. “Pertenecen a algún grupo religioso, porque vimos que oran mucho y sobre todo los fines de semana”.
Los italianos cercaron las 816 hectáreas, tienen accesos constantemente vigilados y no han autorizado el acceso a ningún medio de comunicación. Los pobladores de Xul conocen de las obras por los trabajos temporales que realizaron.
Durante el recorrido aéreo, se constató que todavía hay trabajadores en esta miniciudad que comenzó a levantarse hace cerca de dos años, cuando el grupo de italianos —se asegura extraoficialmente que son 70— adquirió las 816 hectáreas al agricultor Mateo Granados, quien en una parte de la superficie tuvo un rancho que finalmente abandonó.
Toda el área se encuentra rodeada de selva baja y a unos tres kilómetros del lugar está la comisaría de Xul, en donde unos mil 500 habitantes enfrentan la pobreza extrema y la falta de empleo.
La mayoría trabajó en la construcción de los italianos durante meses y por esa razón ven con simpatía su presencia. “Nos dieron trabajo un buen tiempo, son buenas personas”, aseguró Keb Centeno, un hombre de 38 años de edad y que mantiene a su esposa y cuatro hijos.
LA LEYENDA
Los pobladores que Xul, sobre todo los de mayor edad como Samuel Cámara Hoíl, de 79 años, dicen que la comisaría surgió cuando los antepasados acudieron ahí pensando que sería un nuevo sitio de vida, cercano a la zona maya Kiuic, que tiene varios edificios prehispánicos —ruinas que no están a la exhibición—, pues son propiedad privada y producto de una reserva ecológica.
Los auténticos mayas señalan, de acuerdo con la profecía, que sería el lugar ideal para morir, su fenecer, el fin de todo. Tal vez inspirados en esa creencia, ahora los habitantes de Xul vinculan la presencia de los italianos con el pensamiento de que su nuevo núcleo habitacional, la miniciudad, sería para esperar el “fin del mundo”.
Esta versión ha molestado a los italianos, según la arquitecta, quien declaró a este rotativo que ellos no están pensando en esas cosas, sino simplemente en protegerse de cambios climatológicos y “tiempos difíciles” que se avecinan.
Debido al hermetismo con el que se han conducido los extranjeros, han surgido otras versiones y especulaciones; algunas indican que son miembros de una secta religiosa que espera el fin del mundo y otras más que son europeos que buscan investigar la zona y habitar en ella, alejados de toda civilización.
EDIFICAN ‘ARCA DE NOÉ’ EN YUCATÁN (Vanguardia)
El Instituto Nacional de Migración (INM) en Yucatán, realizó una revisión en el nuevo asentamiento urbano de un grupo de italianos que se construye en la comisaría de Xul, municipio de Oxkutzcab al sur del estado y al parecer todos y cada uno de los extranjeros (extraoficialmente se indica que son 70 italianos) tienen sus papeles migratorios F-1 y en otros casos, resultaron ser nacionalizados como ciudadanos mexicanos, según se desprende de las primeras investigaciones que realizó esa dependencia.
El delegado del INM en la localidad, Benito Rosel Isaac, informó que realizan el informe interno sobre la presencia de los italianos en Xul, Oxkutzcab, en donde se edifican casas, laboratorios, bodegas y graneros, con la idea de que en ese lugar podrán protegerse de “tiempos difíciles” y de desastres naturales que se avecinan, tal como se dio a conocer en un reportaje publicado la víspera.
Rosel Isaac afirmó que ya hicieron una inspección en el lugar para recabar la información sobre este grupo de extranjeros y al parecer, varios de ellos ya son ciudadanos mexicanos porque realizaron su proceso de nacionalización y entregaron documentos que así lo confirman.
El funcionario manifestó que antes de dar a conocer una versión oficial sobre la presencia de los italianos, tendrán que informar a la Segob -de donde depende el INM- de los resultados de la investigación que hicieron con los propios extranjeros.
El delegado del INM comentó que por lo pronto todo indica que los italianos cuentan con su documentación en orden para permanecer en México y en otros casos, son italianos que desde hace algún tiempo lograron nacionalizarce como mexicanos.
Pero aclaró que el INM únicamente está interviniendo en razón de su documentación y autorización legal para permanecer en el país y no en los aspectos sobre el porqué se encuentran en la comisaría de Xul, Oxkutzcab.
De acuerdo con testimonios de trabajadores y habitantes de Xul, Oxkutzcab, que han laborado en la nueva “ciudad” que construyen los italianos, se están haciendo casas resistentes a meteoros climatológicos como pueden ser elevadas temperaturas, incendios e inundaciones.
Se ignora si los italianos pertenecen algún grupo religioso o secta que esté promoviendo una especie de resguardo ante la creencia de que próximamente se acabará el mundo.
El asentamiento de los italianos se encuentra entre cerros de la zona maya del sur del estado entre maleza y montes bajos y resulta impenetrable sin el permiso de sus promotores. El área de 800 hectáreas se encuentra cercada permanentemente.
Segob ignoraba el caso
El subsecretario de Asuntos Religiosos del Gobierno del Estado, Marco Antonio González, dijo que no se tienen datos sobre el grupo de italianos que construyen el conjunto habitacional.
“No teníamos conocimiento, pero no es la primera vez que un grupo manifiesta tener comunicación con el Creador y hacer su voluntad... pero mientras no haya algo que afecte, no vemos problema”.
El Universal preguntó a la Segob si tiene registro del grupo o de su situación migratoria, pero hasta este martes por la noche no respondió.
Ni la embajada de Italia ni el consulado de con sede en Cancún tienen conocimiento del caso.
La gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega, señaló que se averiguará qué actividades se llevan a cabo en ese lugar. El terreno se lo utilizaba como rancho hasta que fue adquirido en 3 millones de pesos; colinda con terrenos de Santa Rita, Kaxil-Kiuic, y Xconbenhaltún.
En este último poblado, distante a dos kilómetros de la mini ciudad, Alberto Beh, cuyo predio en ese poblado está a un lado, precisamente, de la cerca del conjunto habitacional, dijo que fue testigo de la construcción de las casas en Las Águilas y que notó datos particulares. “No sé qué religión practiquen, pero a algunos de los que ahí van los he visto orar hincados junto a los árboles, además de que tienen un hombre que es como su guía”, mencionó Alberto Beh.
Un día, mencionó, llegó al lugar un hombre al que mencionaban como “científico” quien ordenó a los albañiles elaborar varios dados con el mismo material con el que colocaron los gruesos techos de las casas, pues la intención era someterlos a pruebas de calor para verificar su resistencia al fuego abrasador.
El habitante afirmó que se hicieron pruebas con los dados, como de 20 ó 25 centímetros por lado, y hasta que soportaron más de una hora en el fuego se procedió con la construcción de las casas.
En Las Águilas todo es lujo —aseguró quien hizo trabajos de plomería en el conjunto— y ahora están en proceso de perforar pozos para proveer agua a las casas; construyen un jardín botánico y plantación con muestras de árboles de la región. Muchos de los habitantes del conjunto provienen de la zona norte de la península itálica, agregó.
“Creo que nos les gusta acercarse con nosotros”, dijo el comisario municipal, Santos Mario Tzek, quien asegura que los italianos rara vez salen de sus casas.
“Se ve que tienen mucho dinero porque están construyendo casas muy raras con las que se salvarán cuando se acabe el mundo, pero eso nadie lo sabe, sólo Dios sabe cuándo se va a acabar el mundo y cuando eso sea ni ellos se van a salvar”, dijo un campesino.
Como un caso similar, en Estados Unidos una compañía llamada “Vivos” planea construir cerca de las principales ciudades una red de 20 refugios capaces de soportar todo tipo de catástrofes, como guerras biológicas o nucleares, el impacto de un gran asteroide, una tormenta solar o un potente terremoto. Ahí, una plaza cuesta la 50 mil dólares.
En España, miembros del Grupo de Supervivencia de España 2012 (G.S.E. 2012) están construyendo un refugio atómico colectivo en un lugar de la Sierra de Madrid para protegerse de los augurios apocalípticos.
Se niegan a hablar
“No voy a hablar; ya mandamos los documentos a Gobernación y que no me tomen fotos, porque no les he dado permiso”, dijo uno de los italianos al periódico Por Esto.
“No voy a decir nada”, aseguró el hombre delgado de tipo europeo antes de subirse a su camioneta Honda y partir del lugar donde se le interceptó.
Se crea ambiente de miedo con villa
El coordinador del Programa Integral para la Atención del Suicidio del Hospital Psiquiátrico “Yucatán”, mencionó que en caso de que el conjunto Las Águilas si se esté edificando como manera de protección ante el fin del mundo, la idea de fondo es el miedo y la muerte, así como la salvación.
Gaspar Baquedano López dijo que preocupa la construcción de lo que los lugareños llaman “La ciudad del fin del mundo” en Xul, porque se trata de una iniciativa que tiene como trasfondo una idea catastrofista de muerte y que podría afectar a los pobladores de la entidad, pues se sabe que la sociedad maya es vulnerable al suicidio.
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