Hace 20 años, un 24 de abril de 1990, el telescopio espacial Hubble era lanzado hacia la órbita terrestre con el objetivo de observar el espacio sin las distorsiones atmosféricas de nuestro planeta.
Fue como pasar del contaminado cielo urbano, a una noche estrellada en el medio del campo y la oscuridad. Hoy por hoy, las nuevas generaciones difícilmente imaginan qué tan diferente eran las fotografías del Universo antes del Hubble.
En la actualidad, el telescopio espacial Hubble sigue siendo una de las fuentes de saber más importantes para los astrónomos del mundo entero. Pero en el inicio del proyecto, no todo fue tan prometedor.
Ideada en 1969, la ocurrencia de la NASA de poner un telescopio que girase en torno a la Tierra fue cobrando forma a través de varias transformaciones. Durante los ‘70 se debatió el diámetro de su espejo principal, que finalmente se fijó en 2,4 metros. Recordemos que el Hubble es un telescopio básicamente reflector (del tipo Ritchey-Chretien), por lo que utiliza espejos para reflejar la luz. El diámetro de su espejo principal es la principal característica que determina su calidad de observación.
La Agencia Europea Espacial (ESA) colaboró en el desarrollo de la misión, y durante la primera mitad de la década del ‘80 se completó el proyecto. Sin embargo, el desafortunado accidente del transbordador Challenger en 1986, ocasionó que el lanzamiento del Hubble se pospusiera hasta 1990, cuando finalmente logró ponerse en órbita.
Pero la NASA estaba muy lejos de librarse de los problemas. Apenas apuntaron el telescopio para obtener las primeras fotografías, los astrónomos advirtieron con incredulidad y espasmo que la óptica presentaba una visión borrosa, provocada por una distorsión en el gran espejo principal.
No fue hasta 1993, tras la primer misión de mantenimiento, cuando el Hubble fue reparado y pudo regalarnos las mejores fotografías conocidas desde entonces del espacio profundo:
Saturno, el Señor de los Anillos
Estrella Monocerotis (V838 Mon) en erupción
Los “Pilares de la Creación” en la Nebulosa del Águila (M16)
La Galaxia del Sombrero (M104)
El telescopio Hubble en números:
593 km. es lo que separa al Hubble del nivel del mar
500.000 fotografías
1.000.000 de objetos celestes observados
97 minutos es lo que tarda en dar la vuelta al mundo
28.000 km. por hora es su velocidad
4.800 artículos publicados gracias a los datos
11.000 kg. su masa
Importancia y belleza de sus descubrimientos: incalculable.
El veterano descubridor
El más veterano de los telescopios espaciales da vueltas en el espacio desde hace 20 años. Abrió la veda del estudio de planetas extrasolares y hoy es incluso capaz de analizar la composición química de sus atmósferas. Por primera vez verificó en ellos moléculas orgánicas y no deja de buscar con sus investigaciones cualquier forma de vida.
La gran ventaja del observatorio espacial es que, más allá de la cargada e inestable atmósfera de nuestro planeta, se puede tener una visión libre de la profundidad del Universo. Por primera vez, con el Hubble, se pueden conocer estrellas de otras galaxias. Además permite observar ondas de largo alcance como las infrarrojas que serían absorbidas por nuestra atmósfera.
El trabajo del Hubble es notable. Desde 1990 ha realizado 600.000 grabaciones de unos 30.000 objetos, según datos de la NASA, la Agencia Espacial de Estados Unidos. Cada mes transfiere a la Tierra 80 gigabytes de información, lo que equivale a unas 80 grandes enciclopedias.
Su coste hasta el momento ha sido de 10.000 millones de dólares (7.500. millones de euros), invertidos por la NASA y en un 15 por ciento por la Agencia Espacial Europea, la ESA.
El Hubble ha ayudado a explicar el nacimiento de estrellas y planetas, a estimar la edad del Universo en unos 13.700 millones de años e incluso a investigar la misteriosa energía oscura, la que acelera la expansión del universo.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2010/04/23/ciencia/1272012217.html
Fuente: http://espaciociencia.com/20-aos-con-el-hubble/
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