Científicos japoneses fabrican la estructura del ojo más compleja en el laboratorio.
Basta con crear las propiedades de cultivo más adecuadas para que un grupo de células madre embrionarias se transformen espontáneamente en el laboratorio en un tejido tan complejo como la retina.
Esta pirueta científica la ha conseguido un grupo de investigadores japoneses a partir de células madre extraídas de embriones de ratón. Las células se transformaron en el nuevo tejido y se organizaron ellas mismas hasta reproducir la estructura de la retina.
La retina es la capa de tejido sensible a la luz que se encuentra en la parte posterior interna del ojo y actúa como la película en una cámara: las imágenes pasan a través del cristalino del ojo y son enfocadas en la retina.
Este gran paso, que podría revolucionar el tratamiento de las enfermedades de la retina, merece hoy la portada de la prestigiosa revista «Nature», donde se detalla el experimento.
El estudio se acompaña de fotos y vídeos que registran por primera vez —y en tiempo real— las diferentes fases de desarrollo del ojo de los mamíferos, con la particularidad de que las imágenes no provienen de animales vivos, sino de un cultivo de laboratorio.
Si el experimento se pudiera reproducir con éxito en humanos, serviría no tanto para trasplantar retinas sintéticas completas sino para contar con una fuente de células útil para diferentes tratamientos.
El equipo científico que ha conseguido este paso está liderado por Yoshiki Sasai, del Centro Riken de Biología del Desarrollo.
En la última década han estado trabajando para dar el empujón necesario a las células madre embrionarias y que se pudieran convertir en diferentes células del sistema nervioso, desde neuronas a células de la retina.
Pero Sasai pretendía ir más lejos y descubrir cómo esas células podrían servir para construir tejidos y órganos complejos.
El fruto de este trabajo es lo que se presenta ahora. Utilizaron las mismas condiciones de cultivo con las que conseguían que las células embrionarias se convirtieran en células de la retina y añadieron proteínas para favorecer la formación de una estructura más rígida.
En menos de una semana las células empezaron a formar pequeñas vesículas y a diferenciarse. La mayor sorpresa fue ver cómo las células se organizaron en una estructura de capas tridimensional que recordaba la cuenca óptica, tanto en su forma como en su composición.
Esta pirueta científica la ha conseguido un grupo de investigadores japoneses a partir de células madre extraídas de embriones de ratón. Las células se transformaron en el nuevo tejido y se organizaron ellas mismas hasta reproducir la estructura de la retina.
La retina es la capa de tejido sensible a la luz que se encuentra en la parte posterior interna del ojo y actúa como la película en una cámara: las imágenes pasan a través del cristalino del ojo y son enfocadas en la retina.
Este gran paso, que podría revolucionar el tratamiento de las enfermedades de la retina, merece hoy la portada de la prestigiosa revista «Nature», donde se detalla el experimento.
El estudio se acompaña de fotos y vídeos que registran por primera vez —y en tiempo real— las diferentes fases de desarrollo del ojo de los mamíferos, con la particularidad de que las imágenes no provienen de animales vivos, sino de un cultivo de laboratorio.
Si el experimento se pudiera reproducir con éxito en humanos, serviría no tanto para trasplantar retinas sintéticas completas sino para contar con una fuente de células útil para diferentes tratamientos.
El equipo científico que ha conseguido este paso está liderado por Yoshiki Sasai, del Centro Riken de Biología del Desarrollo.
En la última década han estado trabajando para dar el empujón necesario a las células madre embrionarias y que se pudieran convertir en diferentes células del sistema nervioso, desde neuronas a células de la retina.
Pero Sasai pretendía ir más lejos y descubrir cómo esas células podrían servir para construir tejidos y órganos complejos.
El fruto de este trabajo es lo que se presenta ahora. Utilizaron las mismas condiciones de cultivo con las que conseguían que las células embrionarias se convirtieran en células de la retina y añadieron proteínas para favorecer la formación de una estructura más rígida.
En menos de una semana las células empezaron a formar pequeñas vesículas y a diferenciarse. La mayor sorpresa fue ver cómo las células se organizaron en una estructura de capas tridimensional que recordaba la cuenca óptica, tanto en su forma como en su composición.
Fuente: ABC.es
II - NANOPARTÍCULAS PARA DESTRUIR LAS BACTERIAS MÁS RESISTENTES
Un equipo de ingenieros encabezado por James Hedrick, de la corporación IBM, desarrolló una nueva tecnología que puede revolucionar los actuales métodos del tratamiento de infecciones resistentes, informa Wall Street Journal.
Los investigadores crearon unas nanopartículas que pueden determinar y destruir las membranas celulares de ciertas cepas de bacterias resistentes a los antibióticos (como por ejemplo el estafilococo áureo, o SARM, resistente a la meticilina), provocando también la degradación de las células bacterianas, sin dañar a las células sanas.
Las nanopartículas, hechas de plástico biodegradable, llevan una carga eléctrica y se atraen por la carga opuesta en la superficie de la membrana celular de las bacterias. "Las partículas perturban la membrana, generan agujeros en ella y la vacían", explica James Hedrick, uno de los investigadores de IBM, citado por Wall Street Journal.
El efecto de varios antibióticos tradicionales se basa en que previenen la multiplicación de ciertos tipos de microorganismos que pueden causar infecciones, atacando las partes internas de las células, incluido el ADN, o externas, como las membranas celulares.
Normalmente estos preparados funcionan bien, pero a veces, cuando no todas las bacterias están destruidas, surgen nuevas cepas resistentes a los fármacos.
En cambio, los inventores opinan que la destrucción de las bacterias por las nanopartículas impide que las bacterias desarrollen resistencia a éstas.
Según comentó Mario Raviglione, experto en enfermedades infecciosas de la Organización Mundial de la Salud, "es como un misil contra la célula".
La empresa, que lleva décadas estudiando la nanotecnología, en los últimos años emplea los semiconductores microscópicos en nuevos ámbitos, como la depuración del agua y el reciclaje de plásticos.
Y ahora buscará implementar los logros tecnológicos en la medicina, abriéndose nuevos mercados.
Según informa la Organización Mundial de la Salud, la resistencia de las bacterias a los fármacos constituye uno de los problemas más graves de la sanidad mundial.
Pronto puede llegar una época en la que no tengamos fármacos para ciertas bacterias, según advirtió la directora regional de la OMS para Europa, Zsuzsanna Jakab.
El Día Mundial de la Salud, que se celebrará el jueves 7 de abril, estará dedicado este año a la resistencia a los antimicrobianos.
Las nanopartículas, hechas de plástico biodegradable, llevan una carga eléctrica y se atraen por la carga opuesta en la superficie de la membrana celular de las bacterias. "Las partículas perturban la membrana, generan agujeros en ella y la vacían", explica James Hedrick, uno de los investigadores de IBM, citado por Wall Street Journal.
El efecto de varios antibióticos tradicionales se basa en que previenen la multiplicación de ciertos tipos de microorganismos que pueden causar infecciones, atacando las partes internas de las células, incluido el ADN, o externas, como las membranas celulares.
Normalmente estos preparados funcionan bien, pero a veces, cuando no todas las bacterias están destruidas, surgen nuevas cepas resistentes a los fármacos.
En cambio, los inventores opinan que la destrucción de las bacterias por las nanopartículas impide que las bacterias desarrollen resistencia a éstas.
Según comentó Mario Raviglione, experto en enfermedades infecciosas de la Organización Mundial de la Salud, "es como un misil contra la célula".
La empresa, que lleva décadas estudiando la nanotecnología, en los últimos años emplea los semiconductores microscópicos en nuevos ámbitos, como la depuración del agua y el reciclaje de plásticos.
Y ahora buscará implementar los logros tecnológicos en la medicina, abriéndose nuevos mercados.
Según informa la Organización Mundial de la Salud, la resistencia de las bacterias a los fármacos constituye uno de los problemas más graves de la sanidad mundial.
Pronto puede llegar una época en la que no tengamos fármacos para ciertas bacterias, según advirtió la directora regional de la OMS para Europa, Zsuzsanna Jakab.
El Día Mundial de la Salud, que se celebrará el jueves 7 de abril, estará dedicado este año a la resistencia a los antimicrobianos.
Fuente: RT
III - CIENTÍFICOS RUSOS CONVIERTEN EL CEREBRO EN TRANSPARENTE PARA ESTUDIAR SU FUNCIONAMIENTO
Una nueva tecnología elaborada por los científicos rusos permite observar el funcionamiento de las células del cerebro en el momento del aprendizaje o la memorización, informa RIA Nóvosti.
Según comentó el profesor del Instituto de Fisiología Regular de la Academia de Ciencias Médicas de Rusia Konstantín Anojin, el invento se basa en un efecto descubierto en el marco de un experimento.
Los científicos registraron los impulsos eléctricos en el cerebro de un roedor que había aprendido a pasar por el laberinto, buscando la comida.
Los investigadores observaron que en estado de reposo el cerebro del animal activa en un ritmo acelerado las mismas sucesiones de neuronas que se habían registrado en el momento de la acción misma.
Sin embargo, para realizar un análisis más profundo, los científicos tuvieron acudir a la teoría de los sistemas funcionales.
Según esta teoría, varias acciones, incluido el aprendizaje, están acompañadas por la formación de unas redes distribuidas por las neuronas, que pueden modificarse o desintegrarse a medida que transcurren los procesos de memorización o de olvido.
Para estudiar el proceso de la formación de estos sistemas dinámicos, los científicos necesitaban un método para distinguir cada neurona, algo que hasta el momento parecía imposible, porque los métodos actuales permiten solamente registrar la activación de regiones enteras en el cerebro, integradas por centenares de neuronas.
Y además, hacía falta poder observar todo el cerebro en el conjunto.
Los investigadores rusos acudieron a los recursos de lo que bautizaron como 'neurooptogenética', una combinación de los métodos de la óptica, la genética y la neurología.
En el marco de los complicados procesos que transcurren en el cerebro, los impulsos nerviosos que acompañan los momentos de la recepción de cualquier nueva experiencia cambian el potencial eléctrico en la membrana de la célula nerviosa y también activan los genes en el núcleo de la célula.
Los científicos ligaron un gen que participa en el proceso del aprendizaje, con una proteína fluorescente y lo incorporaron a los cerebros de ratas para revelar las células en las cuáles este gen se activaba.
Luego, hacían el cerebro prácticamente transparente con la ayuda de un preparado especial y lo escaneaban con haces de láser que potencian la fluorescencia.
De esa manera los especialistas pudieron ver cortes virtuales del cerebro de los roedores y hasta obtener por primera vez una reconstrucción tridimensional de grandes poblaciones de las células que participan en los procesos cognitivos en el cerebro.
Ahora los investigadores pueden observar incluso el funcionamiento de los cerebros de animales vivos, potenciando la fluorescencia de las células con el láser.
Según comenta Anojin, el desarrollo de métodos semejantes fomentará en los próximos años grandes descubrimientos en el ámbito de la investigación de la acción cerebral.
Los científicos registraron los impulsos eléctricos en el cerebro de un roedor que había aprendido a pasar por el laberinto, buscando la comida.
Los investigadores observaron que en estado de reposo el cerebro del animal activa en un ritmo acelerado las mismas sucesiones de neuronas que se habían registrado en el momento de la acción misma.
Sin embargo, para realizar un análisis más profundo, los científicos tuvieron acudir a la teoría de los sistemas funcionales.
Según esta teoría, varias acciones, incluido el aprendizaje, están acompañadas por la formación de unas redes distribuidas por las neuronas, que pueden modificarse o desintegrarse a medida que transcurren los procesos de memorización o de olvido.
Para estudiar el proceso de la formación de estos sistemas dinámicos, los científicos necesitaban un método para distinguir cada neurona, algo que hasta el momento parecía imposible, porque los métodos actuales permiten solamente registrar la activación de regiones enteras en el cerebro, integradas por centenares de neuronas.
Y además, hacía falta poder observar todo el cerebro en el conjunto.
Los investigadores rusos acudieron a los recursos de lo que bautizaron como 'neurooptogenética', una combinación de los métodos de la óptica, la genética y la neurología.
En el marco de los complicados procesos que transcurren en el cerebro, los impulsos nerviosos que acompañan los momentos de la recepción de cualquier nueva experiencia cambian el potencial eléctrico en la membrana de la célula nerviosa y también activan los genes en el núcleo de la célula.
Los científicos ligaron un gen que participa en el proceso del aprendizaje, con una proteína fluorescente y lo incorporaron a los cerebros de ratas para revelar las células en las cuáles este gen se activaba.
Luego, hacían el cerebro prácticamente transparente con la ayuda de un preparado especial y lo escaneaban con haces de láser que potencian la fluorescencia.
De esa manera los especialistas pudieron ver cortes virtuales del cerebro de los roedores y hasta obtener por primera vez una reconstrucción tridimensional de grandes poblaciones de las células que participan en los procesos cognitivos en el cerebro.
Ahora los investigadores pueden observar incluso el funcionamiento de los cerebros de animales vivos, potenciando la fluorescencia de las células con el láser.
Según comenta Anojin, el desarrollo de métodos semejantes fomentará en los próximos años grandes descubrimientos en el ámbito de la investigación de la acción cerebral.
Fuente: RT
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